Buenos Aires, Sábado 20 de Octubre de 2012.
(Prensa Vélez Sarsfield ? Estadio Monumental de Victoria).
Había que desahogarse. Luego de los dos traspiés consecutivos, había que ganar. Simple y llano. Con un gol agónico, en lo posible de las cuestiones, para que justamente el desahogo de tanta pena y pesar cicatrice las heridas marcadas hace poco más de quince días. No había otro resultado posible para las aspiraciones de Vélez en el Monumental de Victoria que justamente eso, una Victoria.
Porque el rival venía golpeado, sumando 10 presencias en el Inicial sin conseguir un triunfo, a la misma cantidad de fechas disputadas; luego de haber sido Subcampeón del Fútbol Argentino en el torneo pasado. Porque la propia necesidad de Vélez para poder seguir siendo parte de la pelea, le demandaba sumar de a tres, ya que el empate podía saber a poco.
Desde el vamos y con pleno parate por los encuentros de la Selección, Gareca movió sus fichas. A la cancha para defender el arco ingresó Sebastián Sosa en lugar de Germán Montoya. El cambio significativo en la conformación del equipo que diagramó el entrenador, que justificó en cancha en los entrenamientos y que confirmó con la palabra en conferencia de prensa. Y si bien, el golero uruguayo no tuvo gran trabajo, se puede decir que tuvo presencia para salir a meter puños en jugadas donde el balón quemaba. El resto, salvo la baja por lesión de Peruzzi y el reemplazo de Iván Bella; el resto, siguieron siendo los mismos.
Quizás le faltó la claridad y el fútbol que suelen ser banderas del equipo en grandes tramos del encuentro ante Tigre en Victoria. Es que casi siempre fue Vélez el que propuso algo de intentar jugar y de llevar peligro al arco rival. De hecho las mejores fueron para la visita, con tiros en los palos de Lucas Pratto y algunos desvíos de remates de Bella. En la pasividad de los dirigidos por Arruabarrena, los de Gareca solidificaron las chances de llevarse algo más. Cuando el Matador era reacio a llevar peligro al arco de Sosa, por impulso y estirpe, el Fortín iba a inquietar a Javi García. Sin embargo, el primer tiempo terminó sin desniveles.
El complemento iba a tener el mismo desarrollo pero con el correr de los minutos, el fútbol iba a sufrir. Ninguno de los equipos pudo poner la pelota al piso, hacer más de dos toques o generar peligro. El balón fue tantas veces despejado que casi no tuvo contacto la hierba. Fricción y corte hicieron que Tigre se aproveche de la pelota quieta, su único recurso para poder asustar a Sosa. Sin embargo, el partido iba a dar un vuelco inesperado a los 23 minutos de la etapa final.
Tras una pérdida en la mitad de cancha, Francisco Cerro tuvo que evitar una contra de Matías Pérez García con falta y esa infracción le significó la segunda tarjeta amarilla y su posterior expulsión del juego. Parecía ser un panorama negro para Vélez que debía sostener más de 20 minutos sin un hombre vital en el terreno de juego, más allá de la diferencia numérica en superioridad que presentaba el rival.
Pero el Flaco Gareca fue astuto. Lo mandó rápido a cancha a Lucas Romero y allí cambió el partido. Porque junto con el ingreso de Agustín Allione le dieron frescura a Vélez, desdoblaron las marcas e hicieron con con 10 hombres, el Fortín parecía mayoría en cancha. Así fue como tuvieron premio, con una gran jugada con pared y pase profundo de Allione a Cubero, quien se metió por la derecha al área y habilitó a Ariel Cabral que abanicó la zurda abrió el remate que se desvió en Echeverría para descolocar a Javi García y ver como todo el pueblo velezano y el mismo Cabral deliraban con la conquista y con el renacer de Vélez.
Para el final aguantar el triunfo, con las mejores armas de la tenencia (pudo haberlo definido con un remate cercano de Allione) y el corazón. El símbolo fue el sacrificio de Romero para trabarle con los pies afilados un remate en su propia área a Norberto Paparatto. Para que todo Vélez delire con la victoria.
Un triunfo que no importa si tuvo sus dosis de gran juego. Un triunfo que se enmarca en lo necesario para retomar la confianza, limar los sueños y salir a volar. Vélez demostró que su lucha es la mejor arma con la cuenta. Es un club que gana, que sufre? que la pelea.
Carlos Alberto Martino
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