Buenos Aires, Domingo 21 de junio de 2009.

(Prensa Vélez Sarsfield ? Estadio Ciudad de Lanús).

Estar a un paso. Hoy o mañana. ¿Qué importa? Dejar todo. Pelarse la piel y el alma por hacer realidad un sueño que soñamos todos, que construimos todos. De eso se trata. De eso habla este Vélez cada vez que empieza a rodar la redonda, y su lenguaje cada vez es más firme completando cada una de las letras, que juntas regalan esa palabra que muy pocos se animan a pronunciar.

Este Vélez de Ricardo Gareca no necesita florearse durante los encuentros para llevarse lo que merece; aunque en la helada tarde noche del Sur y bajo todas circunstancias, el punto te hizo perder la punta pero no la ilusión. Porque de eso vive Vélez. De la ilusión que desprende cada vez que un jugador de este plantel transpira la camiseta sea blanca o azul pero siempre con un tono opuesto para marcar a fuego una V en su pecho.

Porque este Vélez demuestra que es sólido. Porque se sostiene hasta en sus propias falencias. Porque cuando todos lo dan por muerto, se renueva de sus cenizas y sale a pelearla nuevamente, incansablemente.

Hoy presenciamos una demostración más de lo que puede este equipo. Un equipo que le escapa a los flashes del fanatismo periodístico. Un equipo que tiene una grandeza tan grande que los demás clubes adolecen ese crecimiento y simpatizan por el más débil; o en este caso, por el que más años lleva sin gritar campeón, sin dar una vuelta.

Porque a este Vélez nadie le regaló nada y nadie se la va a regalar. Porque llegó a esta instancia dependiendo de si mismo y con la personalidad suficiente como para anteponerse a todo y a todos.

Porque tiene un gran equipo de hombres, de coraje, de huevos, de valentía; y de todas las cualidades positivas que usted pueda pensar e imaginar. Porque tiene en cancha a Víctor Zapata, y en el se representa todo el sacrificio y la entrega del equipo, buscando todas, dejando la vida en cada pelota. Porque desterró aquellos fantasmas que lo llevaba lejos del Amalfitani y hoy esta más cerca y más en casa que nunca. Porque en Zapata está el alma de este Vélez.

Porque tiene a un goleador que está intratable. Porque Hernán Rodrigo López llegó a Vélez para ser lo que hoy es, para robarle a sus hinchas esas grandes dosis de gritos de gol, para quedarse para siempre en la historia grande del Club. Porque tomó en sus manos y acarició en sus pies la pelota más caliente de su vida y no titubeó. Porque en López está la eficacia de este Vélez.

Porque tiene una pareja de centrales intachables. Porque Sebastián Domínguez y Nicolás Otamendi son los pilares fundamentales de este Vélez que construye cimientos sólidos a su ilusión. Porque junto a Montoya (que aparece cuando más se lo necesita) conforman el muro impasable. Porque  junto a ellos están los Papa, los Díaz, los Razzotti, los Moralez, los Martínez; y cada uno que el entrenador ponga en el campo de juego.

Porque tiene un entrenador preparado y dispuesto para estas instancias. Porque Ricardo Gareca llegó a Vélez para ser campeón y está a un paso de hacer su sueño realidad. Porque en su sabiduría está la inteligencia de este Vélez.

El sentimiento del hincha no entiende de ponerse una pausa, de detenerse para aguardar quince días. El corazón late más fuerte, como esos primeros instantes del verdadero amor, a esta altura eterno. Porque saborea este gol, el del ticket, el de oro; el que imprime el boleto con destino a la gloria.

Porque en este camino no solo acompañan los que están, los que alientan desde la tribuna (ya sea en el Sur o en Liniers, como esta tarde). También Vélez camina por los que no están; aquellos que la vida les dio un palco vip para ver desde las alturas a este gran equipo. Todos jugamos, todos caminamos. Todos juntos.

Queda tan solo un paso de una historia bien conocida por estos pagos. A disfrutar de estar nuevamente en lo más alto de una definición, en un lugar donde nunca se debe bajar.

Queda un solo paso, tan sólo uno. Vamos caminando, Fortín de mi vida. Vamos caminando, Corazón.

Carlos Alberto Martino.