Buenos Aires, Sábado 16 de mayo de 2009.

(Prensa Vélez Sarsfield ? Estadio Juan Carlos Zerrillo)

 

Qué cambiante que se torna este Clausura que amaga con la ilusión y al mismo tiempo te impulsa a seguir soñando en grande. Todo puede darse vuelta en un abrir y cerrar de ojos, y este equipo de Vélez Sarsfield es un fiel reflejo de lo que se intenta señalar desde estas páginas.

 

Porque por más que el cachetazo recibido en La Plata ante el peor equipo que presenta la competencia doméstica duela y haya dejado marcas; Vélez esta tarde noche fría se quitó un peso que parecía no aportar una carga que en definitiva si la tenía. Adiós al invicto que acumuló una buena suma de 13 encuentros sin morder el polvo. Ahora a recibir estas cinco finales que quedan y que separan a este equipo y a todo un pueblo de una misma ilusión.

 

Porque está intacta esa fe hacia este equipo. Porque la gente se animó a cantar lo que hasta entonces tragaba para sus adentros, aún cuando el resultado se imponía con un rotundo e inalterable 1 -3. Allí, desde aquel sector visitante bajó ese canto que sólo surge en momentos como este. Entonces, el ?dale Ve? que vamos a salir campeones? que vamo? a salir campeones? que vamo? a salir campeón!?; tomó una fuerza gigante y de empuje para lo que vendrá.

 

Porque lejos está este equipo de caerse, más allá de que haya recibido una mano exacta en su zona frágil del rostro y hoy se debata cual boxeador el hecho de quedarse besando la lona o levantarse a seguir la pelea hasta el último round. Hacia ahí va Vélez, sin titubeos y sin vacilaciones. Rumbo al cierre de la pelea.

 

Ahora es donde tiene que aparecer el verdadero equipo de Vélez. En este momento es donde tiene que salir a flote una vez más la entrega, la hombría, el sacrificio y el empuje de este grupo de hombres que nos acostumbró durante este Clausura a creer, a volar (léase ante Colón fuera o Racing adentro). Acá es donde este equipo de Ricardo Gareca que nos invitó a soñar, tiene que comenzar a creerse que está para campeón, como lo creemos todos. Material sobra, huevos más aún, sin miedo a decir la tan temida palabra; solo resta convencerse y ese va a ser el trabajo de aquí en adelante. Seguir creyendo.

 

Atrás va a quedar y para la estadística esta buena suma de partidos sin derrotas. Lejos esta pérdida de tres puntos en La Plata y la punta momentáneamente por una semana en manos de Lanús. Éste es el momento, el preciso instante de demostrarle a todos, Vélez, lo que tenés para dar en este campeonato, una competencia en la que te acostumbraste a ganar, en la que recuperaste esa estirpe ganadora de antaño.

 

Volverán soldados recuperados a enrolarse a tus filas. Seguirán al frente los comandantes de este sueño al que sólo le restan cinco escalones. Te guiará la tranquilidad del que maneja tu estrategia. Vélez sigue dependiendo de Vélez, aún sin estar en lo más alto; porque el azar divino le reservó dos finales al cierre de esta edición de competencia local, un plato frío que se come lento.

 

De nada sirve lamentarse por un golpe que fue más positivo que negativo. Vélez se tiene que haber despabilado, haber dejado atrás el encandilamiento del éxito y el de saberse inexpugnable. Esta derrota ante Gimnasia tiene que ser la inyección motivacional necesaria para el camino que resta.

 

¿Cuándo le fue fácil ganar un campeonato a Vélez aún en la época dorada de los noventa? E instantáneamente se vienen al pensamiento imágenes de aquella derrota ante Central en el 93 a tres fechas del final que luego te coronó campeón. Se invita al recuerdo ese ?cartón lleno? de seis fechas que había que completar para sacar una vuelta en el carrusel de la gloria. Otras tantas más historias de campeón que este Vélez nos ofrendó golpean la puerta del recuerdo para mantener viva la ilusión tantos años después en este presente.

 

Qué mejor que recibir a Boca, en casa, para demostrar que este Vélez está más vivo y hambriento que nunca. Es el momento, Fortín. Es el momento de pelear. Es la hora de ganar.

 

Carlos Alberto Martino.