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Se presenta hoy

Tenemos una rica historia en el arco Velezano y debía ser contada. Fuimos abarcativos a todos los que pasaron por primera, desde Alfredo Schuster, nuestro primer portero, hasta Alan Aguerre, que fue el último que se calzó los guantes. Se presentará el martes 15 de diciembre en el Salón Vip de Prensa a las 19.30hs.

Cuando escribimos nuestro anterior libro llamado: “100 Ídolos de Vélez”, sabíamos que en algún momento le teníamos que rendir homenaje a todo aquel jugador que quedó al margen de dicha nomina.

Más de 1000 jugadores vistieron nuestra gloriosa camiseta en primera división, y más que libro, iba a terminar siendo una enciclopedia (que no estaría mal).

Quisimos empezar por el arquero, el que pocas veces se tiene en cuenta, el que se lo recuerda muchas veces por sus errores y no tanto por sus atajadas, el que en cualquier charla futbolera a la hora de elegir a los mejores jugadores, queda relegado porque goles son amores.

Tenemos una rica historia en el arco Velezano y debía ser contada.

Fuimos abarcativos a todos los que pasaron por primera, desde Alfredo Schuster, nuestro primer portero, hasta Alan Aguerre, que fue el último que se calzó los guantes.

Pero quisimos ser justos también, con aquellos arqueros que no tuvieron la suerte de actuar en el plantel superior, como leerán en la sección de Bonus track, y el por qué les pasó eso. También  encontraran la curiosa situación de todos nuestros jugadores de campo, que por distintas situaciones les tocó intervenir en el arco.

En las 4 canchas que tuvimos a lo largo de la historia, hay riquísimas anécdotas. Sombreros, viseras, gorras, rodilleras, guantes, binchas, pantalones cortos, pantalones largos, botines, bermudas con cinturones. Estas han sido las vestimentas de nuestros héroes a lo largo de la historia. Entre los 7,32 metros de ancho y 2,44 metros de largo que mide el arco se han levantado todo tipo de anécdotas. Desde la mejor atajada, hasta el gol más tonto. El que cuenta que se distraía preguntando cómo iba la carrera de caballos del Pellegrini, hasta el que te asegura que alguno de noche no veía.

Los tuvimos gorditos, petizos, altos, flacos, reboteros, chuecos, habladores, salidores, no salidores, que brindaban más confianza, que lo mirábamos de reojo. Jovencitos, veteranísimos, consagrados, anónimos. El que atajó pocos minutos, el que atajó más de 200 partidos.

De nuestros arqueros se trata.

Pasen y lean.

Mariano y Osvaldo Rao