Torneo

No da respuestas

Vélez cayó derrotado en casa ante Olimpo por 2 a 0, en el encuentro del sábado por la noche, con goles de Ezequiel Parnisari y Juan Sills. El Fortín agudizó la profundidad de su bajón con errores claves en los goles y sin fútbol lejos del arco rival. Le pesan las bajas y el crecimiento de sus juveniles.

Los jugadores de Vélez se retiran del campo de juego del Amalfitani con la mirada fija en la hierba. El Fortín sin respuestas cayó derrotado una vez más y se hunde en la tabla.
Por Carlos Martino

Como sumido en una larga y agobiante impotencia. Maniatado. Coartado y una larga lista de sinónimos que encuadran a la perfección con este momento de inercia hacia lo incierto. Porque así está Vélez transitando el torneo deforme de 30 equipos en la Argentina. Herido, golpeado y siempre sabiendo que se puede estar un poco más abajo.

Porque es cierto y por más que uno le de vueltas, hay una realidad. Que se sabía de antemano, esa que habla de emparejar los números, de equilibrar las finanzas, de poder respirar y sacarse al fin la soga del cuello. Una realidad que por más conciencia que uno tome, desde lo futbolístico y esa sangría permanente de no encontrar el resultado, golpea. Porque uno entra en la encrucijada de saber que el futuro será muy bueno, los frutos de este presente sin lugar a dudas se verán y florecerás más adelante; pero en el mientras tanto, cómo hacer para que duela lo menos posible. Por estas horas parece una tarea imposible.

Los pibes crecen, a los golpes duros pero crecen. Y ya no es esa justificación caprichosa de caerle el momento a los pibes. No. Porque por las partidas por necesidades económicas de reducir y achicar gastos, más la voracidad de Racing para llevarse a Pavone o la necesidad de Pellerano de hacer diferencia desde lo económico para irse a Independiente, sumado a las suspensiones de la experiencia y algunas lesiones de los más influyentes; sin lugar a dudas, pusieron a los pibes a capitanear el barco, el que intenta mantenerse a flote. Clara señal fue la cinta de capitán que lució con mucho orgullo y como premio a todo su sacrificio Alan Aguerre. Como la responsabilidad de Agustín Doffo para hacerse de la pelota, mostrarse, levantar la mano, dejarse golpear, equivocarse, acertar el pase; con tan solo un puñado de minutos en primera mostrando una gran dosis de carácter. Porque solo Caraglio es "extranjero" en este Vélez. Porque mirás al banco que tenía Russo este sábado por la noche para recibir a Olimpo y el promedio de edad no supera los 23 años (siendo buenos). Por eso, los pibes esta vez se ponen el equipo al hombro y salen al ruedo y se equivocan, y se van a equivocar, una y mil veces. Todas y cada una para crecer.

El problema es que las derrotas golpean fuerte, sobretodo cuando el rival no te supera, pero en dos desatenciones como en casi todos los goles recibidos en el campeonato, te cuestan el gol. Como en la habilitación de Parnisani en el primero y la soledad a la cual fue sometido Juan Ignacio Sills para cabecear al gol y sentenciar una noche más de preguntas sin respuestas en Liniers.

El problema es que cada partido en los que no se suma ni siquiera uno, los pibes entran en cuestionamientos y hasta corren el riesgo de ser devorados por el momento. De ser incinerados por el fuego ardiente de una presión que durante los noventa minutos de juego no entiende la razón lógica del futuro, del cosechar para mañana, de los tiempos, ni de Dios ni María Santísima.

El problema es que esas mismas derrotas se justifican más por lo que no puede producir Vélez en ofensiva que lo que genera justamente el rival para acertar las que tiene. Porque desde su escasez futbolística y su laberinto casi no lastima el arco rival. Tardó 42 minutos en el primer tiempo para tener una muy clara y en los pies de Yamil Asad que malogró la volea casi en soledad. Lo tuvo Caraglio con un zurdazo de afuera que se fue seduciendo el parante izquierdo de Nereo. Lo pudo empatar Delgadillo colocando el balón por arriba a la salida del arquero pero desviando al arco. Poco más.

El problema es que cada partido en los que no se suma ni siquiera uno, los pibes entran en cuestionamientos y hasta corren el riesgo de ser devorados por el momento. De ser incinerados por el fuego ardiente de una presión que durante los noventa minutos de juego no entiende la razón lógica del futuro, del cosechar para mañana, de los tiempos, ni de Dios ni María Santísima.

Será cuestión de hacerse de más fuertes y levantarse una vez más. Una de las tantas veces que ya se ha levantado. Una de las que seguramente se repondrá, con la premisa importante e innegociable de aprender del error, de asumirlo, de hacerlo carne, de una vez por todas más que encontrar las respuestas... encontrar la solución.

Como siempre la ilusión y la fe se van a renovar. Porque Vélez es mucho más grande que noventa minutos, que un resultado, que una derrota. Cuando pase el pesar de ese sabor a nada en el paladar, vendrá nuevamente la creencia en el futuro, en que el camino arduo que toca recorrer llegará a destino. Vamos Vélez... Vamos Fortín... Vamos a seguir peleando.

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1° División 2015 | F18 | Vélez 0 - Olimpo BB 2

1° División 2015 | F18 | Vélez 0 - Olimpo BB 2

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