Sin lugar a dudas que antes del triunfo, había una lista de cosas que tildar en el formulario fuera de casa. Tal vez, de completar todos y cada uno de los requisitos, la victoria sería una consecuencia, caería por decantación. Pero está claro, que algunos casilleros quedaron en blanco para registrar una igualdad sin goles, en la cálida noche rosarina. 

Lo más destacable es que el equipo recuperó una sensación de solidez en la faz defensiva, sostenida principalmente por el golero uruguayo de una noche superlativa e inolvidable, respondiendo cada vez que el rival llamaba a su puerta, con voladas a mano cambiada, con reacciones a quemaropa, con la agilidad para dar el paso adeante para achicar el espacio y buscar rápido el cuerpo a tierra para desviar el balón cerca del poste. En la seguridad de su arquero, el Fortín cuidó el cero en su arco y se hizo fuerte desde allí. Gran partido de los centrales, Fabián Cubero y Facundo Cardozo, quienes se las ingeniaron para ganar todas y cada una de las pelotas frontales, los centros laterales o las embestidas. Tan solo una fue la que fue permeable la zaga y fue al final del primer tiempo cuando Cubero vio la amarilla por derribar en la puerta del área al moreno Valencia. Con un Romero que aún dista de su mejor versión pero que se duplicó en el terreno de juego para prácticamente bancarse solo el medio.

Porque más allá del resultado, para Vélez este encuentro fuera de casa significaba mucho. Desde el tratar de torcer y romper definitivamente esta racha nefasta de visitas malogradas, desde la propuesta y también desde el crecer, el hacerse grande para mucho de sus juveniles que van haciendo carne cada pelota dividida cada juego por delante en su pronta carrera futbolística. Mucho de eso tuvo esta noche en Arroyito. Para muchos una confirmación de poder estar y ganarse el lugar, para otros tal vez con más dudas que certezas; pero todos en la etapa firme e irregular del crecimiento.

Porque si hay cosas por destacarle a este Vélez, algo que se le ha cuestionado tan injustamente, es el fruto de sus Divisiones Inferiores. No por nada, de los 18 jugadores convocados para medirse al Canalla, solo 4 no nacieron entre las paredes del Amalfitani, mientras que los otros catorce se criaron con baberos de V azuladas. Por eso, se aguantaron el marco, el entorno y la responsabilidad. Por todas esas cosas suman, por eso el punto suma. 

De todas formas y como lo dijo Pratto en el vestuario... "No conforma porque Vélez tiene que ganar". Es cierto. A veces sostenido por el Gigante que tuvo en el arco, pero con todas las de la ley para seguir creciendo firme.

@martineta16