Vélez volvió a igualar sin goles, esta vez en su visita a Tucumán. Pese a acumular su tercer resultado en blanco en el torneo y el cuarto partido sin convertir, El Fortín dispuso de situaciones como para cortar su sequía goleadora y con poco, fue más que su rival, aunque todas sus intenciones chocaron con la ineficacia goleadora que arrastra en la temporada.

El primer tiempo tuvo mucha intensidad, aunque no faltaron las imprecisiones en ambos equipos. Esa etapa mostró a Vélez en un posición dominante, pero sin poder doblegar a su rival. La presión inicial del Decano se esfumó a los 5 minutos porque enseguida el equipo de Pellegrino se acomodó en el partido y manejó la pelota con su habitual paciencia, basada en la circulación, pero como ocurrió en los últimos encuentros, carente de profundidad para abrir el marcador. 

Antes del entretiempo, Vélez acumuló méritos para ponerse en ventaja pero no estuvo certero en la definición y las intervenciones de Lucchetti le ahogaron el grito de gol, primero a Lucas Janson, tras un remate a quemarropa que el arquero se esforzó para deviar al córner. Luego, a Cristian Tarragona, tras una recuperación de Agustín Bouzat, que obligó a otra atajada del 1. También Juan Martín Lucero, cabeceó un centro a la carrera de Tomás Guidara, pero se fue desviado por el primer palo. Y la más clara de esa etapa llegó con una buena combinación entre Janson y Federico Mancuello, que pisó área y su centro preciso no pudo ser controlado por Lucero, que estaba sólo frente al arco. El capítulo incial tuvo mayor posesión y situaciones a favor para Vélez, en un partido intenso, pero de poco vuelo futbolístico. 

La segunda mitad bajó aún más su nivel y ofreció un encuentro ordinario, cortado y casi sin emociones. Paradójicamente la más clara de la noche la tuvo Atlético, al minuto del complemento, cuando un córner desde la izquierda le cayó en la cabeza a Heredia, que a un metro del arco saltó y su frentazo fue devuelto por el poste, cuando Lucas Hoyos no tenía oposición para evitar lo que hubiese sido el tanto tucumano.

Luca Orellano entró con su intensidad característica y rompió la monotonía del ataque velezano con sus intervenciones. En una de ellas, recibió un pelotazo largo, la bajó, encaró a su marcador y su remate obligó al arquero a volar para sacar la pelota al corner, una vez más. Otro arranque del rubio extremo, pasó por Lucero y le quedó a Mancuello que -de primera y desde la medialuna- elevó su remate. 

El Fortín regresa con el gesto adusto, porque no logró el triunfo que fue a buscar y que necesita de manera urgente; pero además, porque las imprecisiones y falencias propias conllevan a la falta de efectividad que sufre el equipo hoy, y que le impide sumar de a tres para escalar en la tabla de posiciones.

El domingo será el turno de recibir a Colón para renovar la ilusión de ponerle fin a esta sequía que nos tiene atragantados y nos impide celebrar una victoria. Ojalá sea este el momento y se pueda confirmar que las rachas están para cortarse, los goles para gritarse y los triunfos para festejarse con el alma. ¡Ojalá!