Institución

“Vélez es mi casa, he sido muy feliz trabajando en el club”

La foja laboral de María Angélica Galbusera indica que 56 años y 8 meses, fueron al servicio del Club Atlético Vélez Sarsfield. A partir del lunes, dejará de ser empleada de la institución. De Secretaria de Don Pepe Amalfitani a Sub Gerenta Administrativa, el camino intachable de una mujer ejemplar y querida por todos.

Por Diego Guitian

Soñó con trabajar de lo que había estudiado, aquello que pensaba era "su verdadera vocación". Se formó para volcarse de lleno a la docencia bajo el título "Maestra Normal" pero en la Argentina gobernada por Arturo Frondizi, no resultaba nada fácil ingresar al mundo de la educación y menos con 21 años. Cuando el desánimo empezaba a golpear la puerta, un familiar le comentó que en Vélez se andaba necesitando una auxiliar administrativa y ella, que había hecho algunos cursos de dactilografía, pensó, "¿por qué no?".

Así empezó la historia de María Angélica Galbusera con Vélez Sarsfield, un 11 de octubre de 1961, según detalla su legajo. Casi 57 años después, le dice hasta siempre a un puesto laboral que ella, como ninguna otra persona, supo desempeñar con total honestidad e inteligencia.

"Soy Sub Gerenta Administrativa del club. En 1977 me ofrecieron ser Gerente y dije que no, porque la mujer no entraba a un vestuario de fútbol. Fue un pedido de Mariani, el por entonces Gerente, que había entrado de licencia dos años y luego volvió. Yo nunca tuve que ver con la parte contable. Sí con lo legal y todo lo concerniente a Secretaría, elecciones, asambleas, actas de Comisión Directiva. Jamás me quedó libre un jugador, yo registraba todo a mano en aquella época", anuncia Angélica con una seguridad proverbial. Transformándose en esas verdades que persuaden automaticamente a quien las escucha.

-¿Por qué no trabajó en el mundo de la docencia?

-No me dediqué a la educación porque en esa época era difícil mantener un puesto fijo. Sí tuve suplencias pero quería ser titular y no me alcanzaba. En esos tiempos, tenía un tío que estaba en la Comisión Directiva de Vélez y me dijo que el club andaba buscando una empleada administrativa, auxiliar. Le dije que no me vendría mal probar y bueno, vine. En esa época había un Gerente de apellido Morfóculos y entré en Secretaría, que es la parte que nunca dejé. Por aquel entonces, una auxiliar contestaba notas hasta que me afirmé y a la persona que pasaba actas en Comisión Directiva, la superé, digamos. Y ella pasó a ser auxiliar mía.

-Casi 57 años después de haber ingresado, ¿se sintió a la altura del puesto que desempeñó dentro del club?

-Siempre trabajé con responsabilidad. A lo mejor fui un poco estricta, pero nunca exigí a nadie más de lo que yo podía dar. Soy muy estructurada y eso me sirvió para llevar un orden y una responsabilidad en este lugar. Y además, hacerlo con mucho cariño.

-Antes de ser Sub Gerenta Administrativa, supo ser la secretaria de José Amalfitani durante ocho años. ¿Cómo fue conocer y trabajar con Don Pepe?

-Don Pepe era muy serio, muy circunspecto; digamos que todos le tenían un poco de miedo porque tenía un carácter fuerte pero fue un gran hombre a quien yo admiraba. En mis primeros trabajos, él se encargaba de la redacción de la Memoria y yo le decía “Don Pepe, mire que tenemos que redactar este artículo”, él lo miraba atentamente y me respondía “hoy no, porque no estoy en vena”, como diciendo que ese día no estaba para redactar. Conmigo nunca levantó la voz, creo que nos entendimos desde el primer día.

De su primer herramienta laboral que fue una máquina de escribir Olivetti, la cual recuerda como si hoy mismo tecleara sobre ella, Angélica, como todos los empleados que trabajaron en la administración pública o privada, vivieron el arribo de la informática y su posterior implementación aún más profunda en las tareas diarias de cualquier trabajo de oficina. "El club empezó con la parte de computación en la década de 1980. Me preocupé en hacerlo y lo logré. Hacía falta aggiornarse, no hice un curso por más que acá sí se ofreció uno para el personal. Fui autodidacta, me metí en la máquina y así aprendí, equivocándome", resalta con orgullo.

Dice ser una "enamorada de Vélez Sarsfield institución" esa que vio forjar hasta tocar el cielo con las manos desde sus entrañas más profundas. Y agrega: "El orgullo más grande es haber visto crecer tanto a Vélez". Remarca que "Siempre hubo mucho respeto hacia mi persona de todos los dirigentes que pasaron". Destaca que tiene dos casas, "mi hogar y esta que la siento como mía", haciendo referencia al Fortín. Y en torno al momento que hoy vive, no duda en afirmar que "es un ciclo que se ha llegado a cumplir y lo entiendo así. Son muchos los años que tengo acá y muchos los que tengo encima".

-¿Fue difícil tomar la decisión?

-Sé que tenía que llegar el momento. Lo pensé y el año pasado con la anterior conducción, algo había dicho, que muy posiblemente este año dejara. Son etapas que se terminan, yo misma necesitaba darle un cierre.

-¿Disfrutó haber trabajado tantos años para Vélez?

-Enormemente. Siempre vine a trabajar contenta, incluso en épocas difíciles a nivel club y país. Siempre me gustó venir a Vélez y amo mi trabajo creo que desde siempre. El Presidente Rapisarda, el otro día, me dijo con respeto que soy parte del inventario. Muchos pueden pensar que es una palabra que se relaciona con lo antiguo, fuera de moda, vieja, pero no, qué mejor que ser parte del inventario de una gran institución, prestigiosa y del primero en ser en un gran club.

Finaliza la entrevista y ahí queda Angélica en su despacho del primer piso. En esa, "su oficina" que desde este lunes, ya no tendrá sus pertenencias pero sí el aura que dejó al irse. Será raro no verla en la labor diaria "aunque me han dicho que pase cuando quiera y lo voy a hacer, sin dudas".

Tan humilde como eficiente y responsable, trazó un camino fértil, de excelencia ininterrumpida. Angélica, esa misma mujer que soñaba con trabajar en la educación pero se terminó convirtiendo en una Maestra de la Gerencia Administrativa dentro de Vélez.