La noche vivida en Uruguay será recordada durante mucho tiempo, especialmente por los más de 2 mil hinchas que acompañaron al equipo y fueron testigos de un triunfo clave para seguir soñando con los Octavos de Final de la CONMEBOL Libertadores.

El encuentro tuvo todos los ingredientes de un partidazo típico de Copa. Fue emotivo, lleno vaivenes en el trámite, cambiante, áspero por momentos y con mucho en juego. Al punto que un gol podía sentenciar el destino y las aspiraciones de ambos.

Por el escenario, el resultado final, la historia del rival y la obligación ganar para seguir con vida, el triunfo en el Gran Parque Central fue ¡Gigante!. En principio, porque -sin merecerlo- se vio en desventaja de entrada y cuando quiso cerrarlo, se lo empataron a tres minutos del final. Pese a todo, siempre fue más que El Bolso y tuvo decisión y los argumentos para ir a buscarlo y quedarse con un triunfo soñado.

Vélez jugó un buen primer tiempo porque manejó la pelota y obligó al equipo charrúa a refugiarse en su campo para tratar de cerrarle los caminos al Fortín, que contó con -no menos de 6 situaciones favorables en ese período- y no pudo aprovecharlas. Lo tuvo Lucas Pratto en más de una ocasión, el propio Lucas Janson y hasta Nicolás Garayalde, que reventó el travesaño con un derechazo dentro del área.

En la primera llegada profunda Diego Zabala remató desde afuera del área, la pelota se devió en Valentín Gómez y se clavó abajo contra el palo izquierdo de Lucas Hoyos. Ventaja local, cuando lejos estuvo de merecerlo.

El equipo sintió el impacto anímico de la desventaja durante algunos minutos, pero en el final de la etapa dispuso de nuevas ocasiones y en una de ellas, Janson recibió en la zona que mejor se siente y metió un derechazo cruzado que marcó la igualdad. El tanto fue anímico, merecido y convertido por el jugador más destacado en lo que va del año.

En el complemento, la visita salió decidida a buscar la ventaja y tuvo buenos momentos de fútbol, con manejo fluído de la pelota, pero sin precisión o fortuna a la hora de definir. La más clara en el inicio fue una buena combinación colectiva que Luca Orellano cerró con una bomba lejana que rebotó en el palo izquierdo de un superado arquero.

Cuando los méritos acumulados fueron más que suficientes, apareció la cabeza de Matías De los Santos, que ganó de alto un córner ejecutado por Orellano, metió un frentazo al otro palo y el 2 a 1 para los de Vaccari. 

Los arrestos del local por empatar provocaron espacios en el fondo, que Vélez no siempre pudo capitalizar para convertir en una contra. Nacional no lastimó en sus avances y El Fortin neutralizó cualquier intento de peligro sin mayores sobresaltos; pero a falta de 3 minutos Gigliotti cambió por gol el penal que tuvo a su favor y todo lo bueno que se hizo en la noche pareció desmoronarse.

Entre el impacto de la igualdad y la desesperación de ambos por ganar, se dieron varios minutos al borde del infarto, porque fueron de un arco al otro con chances de convertir y el resultado se mantuvo incierto hasta el pitazo final.

Tan emotivo fue el cierre que Gómez salvó una pelota sobre la línea y enseguida, Abiel Osorio -a quien le cobraron el penal en contra- metió un centro de primera y con la zurda, que encontró a Maxi Perrone sólo por el segundo palo para cabecear al gol y desatar la locura que vivieron los hinchas de cara a sus jugadores. Festejo mancomunado que permanecerá para siempre en esos rostros plenos de felicidad de unos y otros.

Vélez lo ganó muy bien, lo justificó con su propuesta de juego asociado, aunque algo imprecisa para definir antes el pleito, lo que le hubiese evitado sufrir tanto en el final. El equipo dio un paso vital y deberá definir ante Estudiantes el próximo martes, en casa, su suerte en el torneo.

Fue una jornada extensa, adversa y emotiva, porque pese a todo, la gente volvió a acompañar al equipo en el exterior después de mucho tiempo y los jugadores le retribuyeron el esfuerzo con un triunfo histórico, de esos que se disfrutarán cada vez que se los recuerde. Hoy, mañana y siempre.