Vélez Magazine

La trama secreta de un mamarracho

Los resultados de la temporada 96 ratificaron el dominio de Vélez en el plano local y continental. En enero de 1997 la CONMEBOL efectuó el sorteo para la Copa Libertadores. Emelec era uno de los rivales de Vélez al que enfrentó el 2 de Marzo, el mismo día que Vélez también jugó frente a Racing en Avellaneda. Una locura narrada en la tremenda pluma de Gabo Martínez.

¿Notó algo raro? ¿Sí o no? Le avisé que focalizara su atención en las fechas. Si advirtió una anomalía pensará ''Este nabo que escribe le pifió a las teclas o está bajo los efectos de drogas pesadas''. Lo lamento, ninguna de sus hipótesis es acertada.

Domingo 2 de marzo de 1997

Racing-Vélez y Emelec-Vélez

 

Los resultados conseguidos en la temporada  96 ratificaron el dominio de Vélez en el plano local y en el ámbito continental. El 29 de junio, en el marco de la 15ª fecha del Clausura, el Fortín derrotó a Colón por 2 a 0 (goles de Román en contra y Marcelo Herrera) y se adueñó de la punta del torneo a cuatro escalones del final. Esa tarde se despidió de la conducción del plantel el multiganador Carlos Bianchi para vivir su experiencia europea en la Roma de Italia. Bianchi le confió-con la anuencia dirigencial- las riendas del grupo a su delfín (suena lindo) y amigo, Osvaldo Piazza.  El ex líbero del Saint Etienne tomó la posta y bajo su batuta los players enhebraron dos empates, Argentinos e Independiente, ambos 0 a 0; y dos victorias, ante San Lorenzo en el Amalfitani por 4 a 1, y la decisiva, frente a Belgrano, en Córdoba, por 2 a 1, con el agónico  tanto del Beto Camps. El 18 de agosto, con los dos pelados sentados en el banco (Bianchi volvió para presenciar el festejo), la igualdad ante el Rojo con susto incluido (recuerde hasta donde le escalaron los huevos con el penal que Chilavert le atajó a Burruchaga), significó una nueva consagración autóctona; la tercera en la década, la segunda consecutiva y la cuarta en nuestra historia.

 

Piazza se hizo cargo de un conjunto blindado en defensa, contundente en ataque y le agregó como sello personal, un toque cosmético. Vélez concluyó  13º en el Apertura 96 pero atrapó de manera invicta, con un derroche de fútbol cargado de estética y esculpido con ornamentos, la Supercopa Sudamericana. Revise los cajones y resucite los polvorientos VHS de aquella coronación. Solo una heladera no se sensibiliza con esos dos bailes, festivales adornados con firuletes, ante el Cruzeiro brasileño.

 

El equipo demostró a lo largo de la Supercopa una superioridad abrumadora sobre sus rivales. El discípulo Bianchista presentó en cada uno de los compromisos una orquesta afinada que hizo gala de un variado repertorio de recursos: pulcritud, atrevimiento, ambición, sincronización, frescura y explosión.  Sobresalieron los pasajes floridos, oasis para la vista de espectadores neutrales, cachetazo para las propuestas amarretas y enorme orgullo para nosotros.  El show insumió ocho jornadas y los conciertos de cierre se enmarcan en un cuadro repleto de oropeles. La ponderación popular, justificadamente, sobresaturó de adjetivos pomposos el resonante logro.

 

El año culminó entonces con tres lauros: La Interamericana (24 de febrero), el Clausura y la mencionada Supercopa. La aplanadora manufacturada por la sabiduría de Bianchi llevó el motor al tope de sus revoluciones y con la soberbia de la prepotencia le bajó la persiana a un ciclo desbordante de éxitos? quizás irrepetible.

 

Apoyado en el crédito abierto por los simpatizantes, el calvo ex defensor arrancó el período 97 con tres desafíos inmediatos: La competición doméstica, la Copa Libertadores (el principal objetivo) y la Recopa Sudamericana.

 

El 13 de abril de 1997, en Kobe, Japón (Un disparate, un desaguisado. Una contienda porteña en el culo del mundo), Vélez se alzó con la Recopa  al vencer por penales a River (4 a 2) luego de igualar 1 a 1 en los noventa minutos  y obtuvo de este modo su última presea internacional. Me adelanté en los tiempos. El texto se tornó cronológicamente caótico. Debo volver a lo que será el nudo, el meollo de esta crónica.

 

Piazza no solicitó refuerzos para encarar el semestre inicial de 1997 y el plantel solo sufrió la baja del enganche Mauro Cantoro, de escasa participación en el staff  titular.

 

En enero de 1997 la Confederación Sudamericana efectuó el sorteo para la Copa Libertadores. Vélez aterrizó en el Grupo 2, conformado por Racing y dos entidades ecuatorianas, El Nacional y Emelec. Del tradicional bolillero saltaron las fechas para la disputa de los respectivos encuentros. Preste atención a los siguientes renglones, serán determinantes en el futuro de la reseña. Por razones de espacio solo menciono las tres primeras jornadas. El 19 de febrero Vélez debía visitar a la Academia, el 26 viajaría a Quito para medirse con El Nacional y el 2 de marzo retornaba a Ecuador para enfrentar al team eléctrico. Semanas después- ya anoticiados de este calendario- los gurúes de la AFA se reunieron hasta la madrugada en el climatizado cuarto subsuelo de una bodega mendocina y arropados por los suaves aromas de los cabernets sauvignones, los malbecs o los merlots, diagramaron el fixture del certamen local. Los iluminados muchachos apoyaron una pizarra sobre la tapa de un tonel  y con dardos coloreados- que representaban a los competidores y a las fechas- empezaron el juego. Finalizado el entretenimiento o el cónclave programador (debo darle seriedad al asunto) plenamente satisfechos por la faena realizada (hip, hip), el panel de notables encargado del rompecabezas entregó la grilla a cada una de las instituciones. Vélez debutaba el 23 de febrero ante Newell´s en el Amalfitani. El siguiente duelo era frente a Racing, en el Cilindro, el 2 de marzo.

 

¿Notó algo raro? ¿Sí o no? Le avisé que focalizara su atención en las fechas. Si advirtió una anomalía pensará ?Este nabo que escribe le pifió a las teclas o está bajo los efectos de drogas pesadas?. Lo lamento, ninguna de sus hipótesis es acertada.

 

Los argentinos sembramos en el mundo la fama de petulantes. Tenemos las minas más lindas (queda fuera Zulmita Lobato),  la avenida más larga (minada por baches), la más ancha (Mauricio nos despojó del record con su Metrobús), la carne más sabrosa (el vacío, el asado, Cirio, Francese), Gardel, la Negra Sosa, Lionel Messi, Maradona, el Papa Francisco, Los Pimpinela, el Teto Medina, Oggi Junco, Aníbal Pachano (se me infiltraron algunos paracaidistas como para no ufanarse tanto y bajar a la tierra). Además somos pioneros en variados ítems. Inventamos el dulce de leche, la birome, el chocolatero Ricky Fort, la identificación personal a través de las huellas dactilares, la milanesa de soja (incomible) o el Uritorco (una farsa, el ingenio popular nunca descansa).  Estos  apéndices pueden ser cuestionables o materia de subjetividad. Ahora yo le pregunto ¿En algún rincón del planeta o del universo un equipo profesional de fútbol jugó dos partidos oficiales un mismo día? En esta soy chauvinista a  ultranza: ¡¡Le rompimos el culo a todos!!

 

Desde la aparición de la televisión como principal auxilio económico de las instituciones, el hincha, el que sostiene la pasión?.y el negocio, ocupa un segundo plano e importa un carajo al momento de la toma de decisiones. Mentes afiebradas se han encargado de emputecerle la diversión a los simpatizantes en las recientes dos décadas. Nadie se sorprende cuando un evento  se programa en día laborable a las 14hs, un domingo a las 11 hs o un lunes a las 21.30. Se juega  sin público, te fumás 45 minutos para desconcentrar los estadios, de visitante es obligación llevar un GPS para embocarle al acceso correcto etc, etc. Barrunto que en el futuro, la hinchada con sus cánticos, sus banderas y su colorido será apenas una foto en el fondo de la pantalla chica. Duele reconocerlo pero en estos pagos el absurdo  forma parte de lo cotidiano. La anormalidad se ha naturalizado. Aunque?este despropósito de hacer jugar a un equipo dos cotejos el mismo día no tenía precedentes. Apuntaba el querible Adolfo Castelo: ?La Argentina es el país donde el asombro se quedó sin ejemplos?.

 

El plantel enfrentaba un reto exótico. Encarar con la mayor dignidad posible ambos obstáculos.

 

Las autoridades velezanas recurrieron a todo tipo de artilugios para intentar que los titulares y los fanáticos estuvieran presentes  en los sitios prefijados (Ecuador y Avellaneda).  Misión imposible. El cohete interespacial prometido por el riojano de patillas (una conquista de la primera década ganada) carecía de butacas vacantes. Los rumores indican que los asientos estaban ocupados por miembros del gobierno liderado por ?Carlos?, prestos a realizar algún ?negocito? en tierras ecuatorianas. La opción era buena?o muy buena. Según aseguraba el mandatario de origen sirio, el cohete cubría el trayecto Buenos Aires- Tokio en 1 hora y 30 minutos. Le pedí prestado el cuaderno a mi nena de 8 años, accedí a la carátula de matemáticas y repasé la regla de tres simple:

 

Distancia entre Buenos Aires y Tokio--------18374Km--------Tiempo de vuelo------90 minutos   Distancia entre Buenos Aires y Guayaquil------4260km------tiempo de vuelo------11 minutos.

 

La cuenta está bien hecha. Cualquier calculadora berreta confirma este resultado.

 

La logística planificó el tour de manera irreprochable ?El domingo a las dos de la tarde pita el árbitro en Avellaneda. A las 16 hs termina el juego. Los jugadores se dan una duchita rápida, los hinchas desconcentran y en una flota de remises nos vamos para Aeroparque.  Subimos al pendorcho supersónico, saludamos al piloto (Neil Armstrong, el que pisó la Luna) y ni nos sentamos,  a más tardar 17.30 estamos en la puerta de la cancha. Los aficionados se clavan unos choripanes en las adyacencias del estadio, los futbolistas se masajean para recuperarse y a las 20hs estamos preparados para afrontar la puja deportiva?. Impecable concepción. Lástima, no pudo ser.

 

La segunda opción era el tren bala, pero las variadas combinaciones demoraban demasiado la travesía y se arribaba a destino con el tiempo justo. Conclusión 1: No sea boludo. Descrea de las promesas rimbombantes.  Conclusión 2: Si alguien le afirma que estuvo en las tribunas los dos partidos, le miente, lo está cachando.

 

Envuelto en semejante quilombo Osvaldo Piazza se vio obligado a deshojar la margarita, debió fragmentar. Los coyunturales titulares se alistaron para viajar a Ecuador (la Copa era la meta máxima) y un conjunto alternativo timoneado por su ayudante Omar Jorge, defendió nuestra divisa en el Presidente Perón. Previsor, Piazza fogueó, por si las moscas, un tercer elenco integrado por valores como Eros Medaglia, Lucas Romero o Brian Ferreira(a la sazón de tres años cada uno) ante la eventual o sorpresiva convocatoria para un choque por Copa Argentina, obviamente y como corresponde,  el mismo día.

 

El ex back pergaminense ordenó la siguiente alineación para medirse con Racing: Pablo Cavallero; Galeano (41´Marangoni), Diego Trotta, Banegas y Eduardo Domínguez; Pasini (75´Dario Husaín), Compagnucci, Ércoli y Santa Cruz; Pandolfi y Cordone. Entre los relevos despuntaba un apellido emblemático en el futuro del Club: Cubero. Pese al aceptable desempeño, el Vélez ?B? cayó frente al Racing ?A? (sometido a similar situación) por 2 a 0 con goles de Marini y Rubén Capria. Cuatro horas después (leyó bien, estoy sobrio) los once dirigidos por Osvaldo Piazza derrotaron en el Geoge Capwell al Emelec por 3 a 2 con dos anotaciones de Patricio Camps y un grito de Martín Posse. El Vélez ?A? formó con Chilavert; Zandoná, Méndez, Mauricio Pellegrino, Cardozo; Morigi (70´Herrera), Marcelo Gómez, Claudio Husaín, Bassedas; Posse (80´Asad), Camps (89´Gustavo Franco). El Chino Zandoná se retiró expulsado a los 12 minutos del complemento. Añado como dato de color: El arquero suplente fue Sergio Goycochea.

 

Carmelo Bruzzoni, histórico vecino de Villa Luro, fue quien más padeció las consecuencias de aquel descalabro organizativo. El Tano enviudó a los 81 y sus dos hijos, al notar ausencias, olvidos (el agua no llegaba con la adecuada presión al tanque) en el querido papi- quien ya cargaba con irremediables problemas motrices- decidieron internarlo en un lujoso geriátrico del barrio de Liniers. Cómodo, bien atendido, el viejo pasaba los días armando artesanías con fósforos y destinaba los fines de semana a la lectura de revistas deportivas y a la escucha de las trasmisiones de fútbol. Fanático de Vélez, el abuelo itálico encendía una Spika y seguía con profunda atención el desarrollo de los partidos de su amado Fortín. El sábado previo al comentado 2 de marzo Carmelo cumplió, como de costumbre, con el protocolo reglamentario. Se acercó a la directora del establecimiento, la Dra. Susana, y le susurró al oído con tono educado. Carmelo-Dra, mañana a las dos de la tarde juega Vélez ¿Puedo utilizar la radio del hogar para escuchar el partido? Dra Susana-Ningún problema Carmelo. Pedísela a cualquiera de las chicas (enfermeras).  Tu comportamiento siempre es ejemplar y la vitamina que estás tomando ha mejorado notoriamente tus complicaciones ateroescleróticas.  Carmelo-Gracias Dra, muy amable. El domingo a las 13.30 hs, el Tano se arrimó a la enfermera Noemí  y tal cual lo pautado con la Directora le pidió la portátil. La asistente le entregó en mano el artefacto tras hacerle firmar la correspondiente autorización.

 

El viejo se clavó los auriculares en las orejas, sintonizó ?Rivadavia? y se acomodó para disfrutar  las alternativas del juego. Cerca de las 21.45 hs, sorprendida por la conducta del paciente, Noemí se acercó al viejo y le consultó: ?Carmelo, ¿Qué hace todavía con la radio a esta hora?? El Tano le respondió la verdad, con total inocencia ?¡Faltan quince minutos! ¡Estoy  escuchando a Vélez!?.  Aterrada(los partidos duran 90 minutos, no ocho horas), la enfermera llamó al SAME, los expertos en emergencias envolvieron al Tano en un chaleco de fuerza y por culpa de un zafarrancho en la programación, Carmelo Bruzzoni le dijo adiós a este mundo vestido con una camiseta con la V azulada pero?.en el Hospital Neurosiquiatrico Borda.

 

Vélez, mezclado en el pelotón de los de arriba, concluyó quinto en el Clausura con 32 unidades  y derrapó, inesperadamente, ante el Sporting Cristal en octavos de final de la Libertadores. Tras cumplimentarse a mediados de año el acuerdo contractual, los dirigentes resolvieron cambiar el rumbo y Osvaldo Piazza- con su estilo armónico y de paladar fino- le dejó su sillón al ultraofensivo, seductor  y revolucionario proceder del Loco Marcelo Bielsa.

 

El socio guarda en su memoria la experiencia surrealista, el mamarracho y el grotesco irresistible a un análisis racional. Vélez, su Vélez, protagonizó una de Ripley. La misma tarde, aunque Ud no lo crea, fue víctima (de Racing) y verdugo (del Emelec).  Puntada final para este desprolijo tejido de letras.  Se acaba un semestre serpenteado y saboteado por un sinfín de disgustos como las infinitas lesiones, la ausencia de fortuna o los episodios violentos.

 

La suerte juega con cartas sin marcar y no se puede cambiar. Queda un solo naipe en el mazo y hay que exhibirlo en la Superfinal.  Ojalá los muchachos del Tigre escondan en sus botines el ancho macho, o en su defecto, que sepan mentir, como en el truco. Nos espera Mendoza, el paraíso cuyano. Un consejo optimista: Si bebe no conduzca; chupe, brinde y festeje en la tierra del buen sol y?del buen vino. Dios quiera o la baraja lo permita.

 

Chau, nos reencontramos en el segundo capítulo del año.

 

Gabriel Martinez

N de R: Agradezco los datos aportados por Andrés Canta Izaguirre