Vélez Magazine

“El hincha y el socio de Vélez son diferentes”

Tato es un personaje de cuento, de novela. Carne de cañón para un guión cinematográfico. Mezcla rara, extraña, de Balá con el Manolo de ?El Gran Chaparral?, de Houseman y Guillote. Está flaco, flaquísimo. Su voz suena raspada, gastada, aguardentosa, macerada por una lija. En los cuarenta y cinco minutos de charla con Vélez Magazine se clavó seis cigarrillos, quizás esto explique su garganta con arena.

''La familia velezana, el socio, el simpatizante, el hincha son diferentes. El comportamiento dirigencial es diferente y modelo para las demás instituciones. Quiero ganar todo, pero el triunfo a veces es una circunstancia. Deseo seguir perteneciendo a un Club diferente al resto'', afirma Tato.

Tato es un personaje de cuento, de novela. Carne de cañón para un guión cinematográfico. Mezcla rara, extraña, de Balá con el Manolo de ?El Gran Chaparral?, de Houseman y Guillote. Un cotidiano transeúnte de la noche, una señera insignia del más afamado boliche del Oeste. Está flaco, flaquísimo. Su voz suena raspada, gastada, aguardentosa, macerada por una lija. En los cuarenta y cinco minutos de charla con Vélez Magazine se clavó seis cigarrillos, quizás esto explique su garganta con arena. La sonora carcajada con la que remata sus desopilantes relatos seria la envidia del conde de Transilvania. Pedro Carlos Tato es una figura distinta, imposible de encasillar, un fenómeno ideal para el diván de Anabela Ascar.

 

Disfruté mucho la nota, me quedé con ganas de más. Tato, el protagonista de ?El Rincón del Hincha?, le cuenta a esta publicación solo unos capítulos de su increíble historia como fanático velezano. Y tranquilo querido lector, el famoso relato del cajón está incluido en este repaso.

 

1-¿Cómo, quien y porque te hizo hincha de Vélez?

Mi papá. Me asoció estando en la panza de mi vieja. Me llevaba a todos lados. Era un, enamorado de estos colores.

 

2-¿Cuál es el primer partido que guardás en tu memoria?

Uno en La Plata, a comienzos de los 60 contra Gimnasia. Era muy chico y mi viejo tuvo la ocurrencia de llevar al bosque su pintoresco megáfono. Ellos estaban comprometidos con el descenso. Papá era grandote pero cuando vieron el instrumento, nos querían matar, aparecían de arriba de los árboles, de las cloacas, de las tribunas. Nos salvó el Ing. García que era inspector de tránsito, de lo contrario nos matan a todos. Yo me escondí debajo de un puesto de panchos y me quedé quieto, tenía un cagazo bárbaro, tendría solo seis o siete años. Otro que recuerdo es el que jugamos contra River, la tarde que la policía mató con un gas lacrimógeno a un hincha, y ya más tarde todo el Campeonato del 68 que significó el primer titulo.

 

3-Un directivo

Dos. José Amalfitani y Raúl Gámez. Don Pepe era frecuente invitado a casa y tenia una estrecha relación con mi viejo. Emanaba rectitud, autoridad, y construyó de la nada una Institución gigante. Raúl por el fútbol. Yo quería campeonatos y el pensaba lo mismo que todos los de la tribuna. Pese a estar en las antípodas, en polos opuestos con mi papá, Raúl me marcó mucho, por su conducta y por sus códigos. Lo veía venir, evidenciaba una gran diferencia en la hinchada por su manera de ser y su gran potencial. Fue decisivo en estas dos décadas para apuntalar el crecimiento del Club.

 

4-Un jugador

También dos. Willington y Chilavert. Una noche vino al Amalfitani el Santos de Pelé. En el ágape que se ofreció en el solarium de la pileta, el tema de conversación recurrente era cual de los dos era mejor, eso revela la importancia de ?El Cordobés?. Después de Diego fue el más fantástico futbolista que vi en mi vida. Chilavert nos dio todo. Fue el motor impulsor de la etapa deportiva más gloriosa, un fenómeno.

 

5- Un técnico

Bianchi. El le inyectó la mística ganadora a una Institución sin campeonatos.

 

6-El gol que más gritaste

Uno que le anuló el árbitro Cruces a Willington frente a Atlanta. El geniose gambeteó a medio equipo rival. Un monstruo. Y el de Chilavert a Burgos. Estaba con el Turco Asad y casi nos caemos a la cancha de la emoción.

 

7-El mejor gol de todos los que viste.

Otro de Daniel, también contra Atlanta. Metió un derechazo tremendo desde la línea central, si Pichino Carone no se agacha le arranca la cabeza. Un golazo infernal.

 

8-¿Cuál fue el partido que te generó mayor felicidad?

El del Morumbí, donde estuve, y la Copa del Mundo. (NdeR: Tato fue un pionero en acompañar a los seleccionados en los mundiales. En Alemania 74, junto a otros simpatizantes fortineros, confeccionaron una bandera gigante que obtuvo una gran repercusión mediática, y él tuvo la suerte de convivir en el mismo predio con los integrantes de aquel plantel. Entre las tantas historias también se dio el gusto de dar la vuelta olímpica, esquivando los perros, en el Monumental, en ocasión del Mundial 78, y besó la Copa del Mundo dentro de la cancha junto a Daniel Passarella).

 

9- Tu equipo ideal

Chilavert, Gallo, Ovejero, Sotomayor, Atela; Basualdo, J.Asad, Willington; Zárate, Bianchi, Carone.

 

10-Una anécdota

La más famosa es la del cajón., en el 81. Con los pibes habíamos planeado toda la semana que si el partido se complicaba había que pararlo de alguna forma. Ese día armamos un ataúd que estaba en el centro de la tribuna. El estadio estaba repleto, la euforia era tremenda. Boca,-el adversario en cuestión-, nos metía dentro del arco, nos peloteaba, la cancha estaba inclinada, la hinchada apichonada. Pedí el cajón, salté el alambrado y me metí al terreno. Cuando llegué al círculo central, deje el féretro, miré a la tribuna Este, donde estaban los bosteros, me agarré los huevos y les hice un corte de manga. Nadie entendía nada. En ese instante pensé, ¿Qué carajo hago acá?, reaccioné rápido y volví corriendo a la tribuna. Tengo el video guardado con la voz de Mauro Viale exclamando, ¡Que vergüenza!, ¡Un acto insólito!, Tato lo rememora, se mata de risa y lanza su inconfundible carcajada.

 

11-Un deseo para el Centenario

La familia velezana, el socio, el simpatizante, el hincha son diferentes. El comportamiento dirigencial es diferente y modelo para las demás instituciones. Quiero ganar todo, pero el triunfo a veces es una circunstancia. Deseo seguir perteneciendo a un Club diferente al resto.

 

Para finalizar resalta dos actitudes valorables, ?El Cabezón Trotta me prometió la remera en Avellaneda, en el Campeonato del 95. Como no pude pisar el césped en la vuelta olímpica, creí que se había olvidado. Cuando llegamos a Liniers, en medio de los festejos, me llevó al vestuario, abrió el bolso y me regaló su camiseta toda transpirada?, y sigue remarcando, ?Siendo técnico de Boca, Bianchi, me divisó a lo lejos en medio de una rueda de prensa en el estacionamiento, largó todo y se acercó a darme el pésame por la muerte de mi viejo que había fallecido meses antes, ese gesto me derritió, y lo describe como persona?, comenta agradecido. Los restos de los padres de Tato están enterrados bajo la pista de atletismo del Polideportivo.

 

Tato me abraza, se despide, enciende su enésimo pucho y abandona el tercer piso del Club. El sol se esconde y debe emprender su nocturno periplo diario. Se quita la casaca con la V azulada que lleva tatuada en el corazón y se coloca sus habituales distintivos para trajinar la noche: un par de tibias y una calavera.

 

Gabriel Martínez.