Vélez Magazine

Arigató, arigató... nos vamos todos para Japón!

Se duchó, se acostó en el colchón ubicado en el living de su casa, y murió. Su hermano Miguel relata ese momento amargo, triste, aciago, doloroso. Un 27 de febrero de 1997, el corazón gigante pero agotado por tantas alegrías de Sergio ?El Carnicero? Giménez, cesó de latir, de bombear felicidad, pero el repiqueteo del parche de su mitológico bombo sigue resonando desde los confines del firmamento.

Se duchó, se acostó en el colchón ubicado en el living de su casa, y murió. Su hermano Miguel relata ese momento amargo, triste, aciago, doloroso. Un 27 de febrero de 1997, el corazón gigante pero agotado por tantas alegrías de Sergio ?El Carnicero? Giménez, cesó de latir, de bombear felicidad, pero el repiqueteo del parche de su mitológico bombo sigue resonando desde los confines del firmamento, atronando y acompañando en el aliento a sus colegas de tribuna, lugar donde dejó un hueco difícil de llenar y una huella imborrable entre los fanáticos velezanos. Su primo Roberto, ex Vicepresidente del Club, y el mencionado Miguel, le narran a Vélez Magazine parte de las andanzas de ?El Carnicero? en los distintos escenarios del país y del mundo.

 

1-¿Cómo, porque y quien lo hizo hincha de Vélez?

Mi viejo Geri, cuenta Roberto, fue el mentor que legó a la familia la pasión por Vélez. El barrio, la cercanía de su casa con el Club, los amigos del vecindario y del colegio hicieron el resto. Se asoció muy joven, completa Miguel, frecuentaba la pileta, la colonia y jugaba futbol en el Polideportivo.

 

2-¿Cuál era el primer partido que guardaba en su memoria?

Un triunfo ante Boca en el Amalfitani, subraya su hermano. El era un pibe y ya le gustaba mezclarse con los íconos de la popular como Tutuca, Torrubia, el Pelado o Raúl, ellos nos protegían. De cualquier modo en esa ocasión se enojó porque yo, ocho años mayor, lo obligué a alejarse de la barra por su seguridad.

 

3-Un directivo

Raúl Gámez, señala Roberto. Sergio aseguraba que las satisfacciones más grandes de su vida las había concretado en los períodos de Raúl al frente del fútbol profesional. Gámez, sostenía, le dio a la Institución el golpe de timón que necesitaba en lo deportivo, engrandeció su imagen, y permitió que todos los hinchas nos enorgulleciéramos de defender estos colores. Roberto rememora, en Córdoba, jugando frente a Belgrano,-éramos solo un puñado-, un cordobés empezó a molestarnos y tirarnos cosas, Sergio se calentó, lo fue a buscar y de no ser por la intervención de Raúl terminábamos en la comisaría. En el entretiempo nos ubicó en la platea pero lo identificaron y tuvimos que salir de la cancha en el micro con los jugadores dos horas después de terminado el partido. Amen de ser un gran dirigente, Raúl siempre estuvo atento a los problemas de los simpatizantes.

 

4-Un jugador

Daniel Willington y el Flaco Gareca. No lo disfrutó mucho pero sentía adoración por el Loco. Una tarde lo encontramos almorzando en un hotel de la Docta, Sergio se arrimó y le pidió un autógrafo. Como no tenía papel, le rogó que le firmara en la tapa del DNI, Daniel se negaba pero ante la insistencia y el cariño que le demostraba, accedió al pedido. Con el Flaco lo unía una historia particular.Cuando se casó,-tiene una hija-, se mudó a Villa Madero, y allí fue vecino del Tigre, lo apreciaba porque sabia que era velezano como él, decía que lo representaba, y le gustaba la garra que ponía en los partidos. El día que Gareca metió el gol en Santa Fe frente a Unión, al volver a Buenos Aires, contento por la victoria y el tanto del Flaco, bajamos en la puerta del Club y empezó a cantar unas estrofas premonitorias,-sucedió dos años antes-, y que fueron su hit insignia hasta que se disputó la final del mundo, ?Arigató, arigató, nos vamos todos para Japón?.

 

5-Un técnico

Carlos Bianchi. Incuestionable, arrasó con todos los campeonatos que se le cruzaron.

 

6-El gol que más gritó

Fui testigo de su euforia, afirma Roberto, la noche que Trotta le empató sobre la hora a Lanús en cancha de Independiente. Y no puedo dejar de citar el penal de Pompei en el Morumbí. Lo de San Pablo estaba fuera de libreto, el grito todavía se esta escuchando.

 

7-El mejor gol de todos los que vio

El de Chilavert a Burgos, y el del Turco en Tokio

 

8-¿Cuál fue el partido que le generó mayor felicidad?

La final del mundo. Viajé con él, me rompió tanto las pelotas (sic) que al final me convenció, y se lo agradezco, valió la pena, resultó un periplo inolvidable, confiesa su primo. La excursión fue maratónica. Pasamos casi cinco días arriba de aviones, en clase turista, una incomodidad para su físico enorme. Tanto en la escala en EE.UU., como en Japón casi lo meten preso porque quería fumar,-era más vicioso con el cigarrillo que el Flaco Menotti-, y estaba prohibido. Arribamos a Tokio, hicimos una corta recorrida y fuimos directo al estadio. El bombo lo trasladó Carlitos García con la utilería. En la tribuna los hinchas estábamos desmembrados, la rigurosidad nipona no toleraba gritos, pedían que nos sentáramos. Esa noche Sergio agujereó el bombo, le pegó los 90 minutos con el alma, con todo su corazón. Paseó la camiseta y el instrumento por el subte, y se introdujo de prepo en el hotel para festejar con los futbolistas. Todos los diarios japoneses reflejaron con fotografías su protagonismo en la tribuna, y varios años después, que pude repetir la travesía, muchos japoneses lo recordaban con afecto.

 

9-Su equipo ideal

Chilavert; Almandoz, Trotta, Sotomayor, Cardozo; Basualdo, Gómez, Bassedas; Willington, Gareca, Flores.

 

10-Una anécdota

Su apodo nace en cancha de Ferro frente a Argentinos. Cortábamos un gomero en la casa de mi viejo, evoca Miguel, y sin cambiarse, con el delantal blanco,-su uniforme como repartidor de un frigorífico, junto con la camiseta -, voló para Caballito. Desde ese día, dejó de ser Sergio, el gordo, y se transformó en ?El Carnicero?. Era generoso, cuidaba a los hinchas, les pagaba la entrada si era necesario o arreglaba con los controles, animaba a todos, custodiaba y celaba la salida del público de Vélez y era el primero en saltar en caso de problemas. Tenia carisma, chispa, era entrador, nadie te va hablar mal de él. Tiene cientos de anécdotas. En uno de sus cumpleaños, a las tres de la mañana llamo a aeroparque y se ?rajó? a Tucumán para seguir al equipo. Fue el creador de la peña de pesca que lleva su nombre. Dio todo por Vélez y nunca pidió nada a cambio.

 

?El Carnicero Giménez falleció prematuramente a los 35 años. Su espontaneidad, su fidelidad y su sincero amor por Vélez están grabados en el cemento que hacia vibrar y temblar con su bombo inolvidable.

 

Gabriel Martínez.