Vélez aplastó a Lanús en la última fecha de la Superliga. Fue la primera goleada por diferencia de cuatro goles en la era Heinze y fue el cierre fantástico a una temporada superlativa, con los objetivos cumplidos de escapar de la zona comprometida del promedio y clasificarse a la Copa Sudamericana.
Fue una tarde noche soñada, y la mejor forma de coronar el rendimiento de un grupo de jugadores comandado por Gabriel Heinze que dejaron la vida en cada partido para dejar el prestigio de Vélez muy alto, donde debe estar siempre.
Con las ausencias de Matías Vargas (por lesión) y de Hernán De La Fuente (suspensión), el Míster mostró variantes en nombres con una línea de tres en el fondo con centrales, con Nicolás Domínguez por derecha y Thiago Almada como extremo por la izquierda; el Fortín salió a enfrentar a un Lanús que llegaba en alza de la mano de Luis Zubeldía y con los goles de Pepe Sand.
En el inicio se mostró un juego muy estudiado por ambos. Cada movimiento trataba de ser neutralizado posicionalmente por uno y por otro, desdoblando marcas. La visita, empero, intentó llevar el juego al terreno del roce. En ese duelo, Vélez proponía elaboración con un Lucas Robertone muy fino en la presión para recuperarla e tratar de asociarse con sus compañeros. También Bouzat fue importante en esos primeros minutos con mucha movilidad y con el habitual aporte solidario en defensa.
El Fortín encontró la ventaja en una pelota profunda para Thiago Almada, que luchó la posición con Rolando García Guerreño, habilitó rápido a Bouzat que venía a la carrera y apenas pisó el área, definió fuerte abajo venciendo la floja resistencia del arquero Ibáñez. Un gol que volvió a premiar el esfuerzo y el sacrificio del Chiqui, que comenzó a sumarle la faz ofensiva a un laburo defensivo superlativo para el bien del equipo. Un gol que rompió el encuentro, porque motivó al conjunto de Heinze al máximo y llevó al de Zubeldía a la duda casi existencial.
El complemento mostró a un Vélez infinitamente superior a su rival. El XI exhibió un nivel que ratificó en la contundencia del marcador, rubricando una goleada inédita en el ciclo del Míster. Creció Almada en el desequilibrio y acompañó el gran partido de Robertone. Porque llegaron los dos goles de Agustín Bouzat que completaron su hat-trick para coronar una noche "messiánica" para el 10 fortinero, con participación directa en ambos de Leandro Fernández en la gestación. Porque el cuarto llegó en una volea terrible de Rodrigo Salinas (ingresó por Fernández), tras una gran jugada de Laso en la puerta de área rival combinando recuperación, pisada y un pase cuchareado para habilitar al Roro. Efectividad total, ante un Lanús que estrelló dos tiros en los palos, pero fue absorbido futbolísticamente por un Vélez que tuvo puntos altos en todos sus jugadores.
El hincha deliró y cantó por la continuidad del entrenador que le devolvió la identidad de juego a un plantel que recuperó el prestigio nacional y le abrió nuevamente las puertas del continente a su ilusión.