Vélez y Patronato regalaron un gran cierre de año para sus participaciones en la Superliga, con la igualdad 3 a 3 en el Bartolomé Grella de Paraná. Con goles, cambios en el juego y en el marcador, jugadas dudosas y muchas tarjetas; el juego fue atractivo y ambos mostraron aciertos y virtudes en la búsqueda del resultado.

El Fortín buscaba cerrar con un triunfo el 2018 que significó un resurgir y una revalorización del plantel. Con la conducción de Gabriel Heinze, el grupo alcanzó un nivel superlativo que lo llevó a ser una de las principales atracciones de la competencia doméstica.

Mientras tanto, los de Mario Sciaqua, luchaban en la tabla de abajo en los promedios y aparecían como el último equipo en la tabla posiciones de la Superliga.

En Vélez, el Míster volvía a apostar con el ingreso de Thiago Almada por Jhonathan Ramis; como la única variante respecto de la formación que arrancó en la pasada victoria ante Rosario Central en casa.

Pero toda planificación cayó en saco roto, porque en el arranque del juego y en tan solo cuarenta segundos, Gabriel Carabajal se filtró entre los centrales y definió perfecto ante la salida de Hoyos. Casi desde el vestuario, el local se encontraba con la ventaja y la visita todavía no podía acomodarse al juego y mucho menos al partido.

Lejos de sentir el impacto, Vélez mantuvo la calma y siguió haciéndose de la tenencia del balón, encontrando la movilidad justa para llegar al área defendida por Bértoli. Sin embargo, esos minutos iniciales, fueron la muestra de lo que se vería en el desarrollo; y Vélez volvió a sufrir en el área con un remate que Hoyos despejó con la cara y en ese rebote, Pablo Ledesma estrelló el balón en el travesaño.

Así y todo el Fortín llegaba y con riesgo. Abram metió el cabezazo a un centro impactando el cuero contra el travesaño. Pero minutos más tarde, llegó la igualdad en los pies de Nicolás Domínguez. Gran corrida de Agustín Bouzat por derecha, el extremo pisó el área y mandó un centro al punto del penal, Vargas la dejó correr arrastrando la marca, y el Principito tomando una pausa, definió sin resistencia.

Pero toda la tranquilidad que podía haber dado el empate la rompió el segundo tanto del Patrón. Un mal despeje de Hoyos, quedó en los pies de Sperdutti que de volea y un remate preciso, clavó el esférico en el arco. Otro error de Vélez que pagaba caro.

El primer tiempo tuvo un hito que rompió el juego. A los 39 minutos, Luis Abram vio la roja por una agresión sin pelota a Facundo Barceló, que advirtió el primer asistente. Heinze metió en cancha a Fabián Cubero, en reemplazo de Bouzat. Así terminó la primera etapa, con un Vélez que mantenía la tenencia y no renunciaba al ataque.

En el complemento pasó de todo. Todo lo que se podía uno imaginar. Hubo varias llegadas claras para cada uno, pero Vélez no se achicaba y seguía jugando, con la pelota en posesión y desequilibrando a un fondo local con muchas dudas. Ingresó Mainero por Díaz y más tarde, Ramis por Thiago.

En una ráfaga, Hoyos tapó un cabezazo a quemarropa de Barceló, que pudo haber sentenciado el partido a favor de los de Sciaqua; pero en la contra y de una falta que se jugó muy rápido, Vargas recibió en la izquierda y desde el vértice del área despachó un derechazo que se clavó en el palo más lejano de Bertoli. Apareció el Mono en el momento que más lo necesitaba el equipo. Un equipo que igualaba merecidamente el partido.

Ni que hablar, cuando en la jugada siguiente, el Monito picó a espaldas de Urribarri y encaró mano a mano en el área, enganchó ante Vera y definió a placer ante un arquero resignado. Vélez lo daba vuelta con autoridad y ambición. Con uno menos, el Fortín era más por ese tramo y se hacía grande en el campo.

La desesperación en el local dio ventajas en la última línea que no pudieron aprovechar los jugadores fortineros. Lo tuvo Ramis, Vargas, Domínguez y hasta Robertone; pero no pudieron definir con claridad un duelo que encontraba servido.

Pero Patronato apretó y las reiteradas infracciones cerca del área, lo llevaron a la igualdad. Sandona cambió por gol un centro al segundo palo y con la cabeza puso el balón lejos del alcance de Hoyos.

Para el final, en cierto punto, el empate no les disgustó y el marcador le puso justicia a un juego de aciertos y errores de ambos.

Si bien no se ganó, el balance es muy positivo en el cierre. Un equipo que se ganó fecha a fecha el respeto de todos y en base a su trabajo, levantó la bandera de un juego que identifica a todos.

Que el 2019 sea la continuidad de esta idea, de este crecimiento.

Carlos Martino