Vélez mereció mucho más en la calurosa tarde cordobesa ante Talleres. La igualdad en el marcador fue injusta para un equipo que se repuso en dos oportunidades (por el gol recibido y el penal fallado), y que fue siempre en busca del triunfo que se le negó.

Para Gabriel Heinze la semana post victoria ante San Martín de Tucumán tuvo un inicio complejo. La lesión de Jhonathan Ramis fue un duro golpe que se fue asimilando con el correr de los días y con la confirmación de Rodrigo Salinas como reemplazante. De todas formas, la confianza sobre el camino transitado seguía en alza y la confirmación debía llegar en la visita a la T.

Sin dudas las altas temperaturas registradas en la tarde del Mario Alberto Kempes iban a jugar también su partido. Para ambos fue un condicionante en la plenitud de la entrega y el juego, limitando al máximo al despliegue de los jugadores con mayor explosión.

Así y todo, fue Vélez el que comenzó el encuentro con la tenencia y las riendas del juego. Un par de dudas en el fondo del local, generaron situaciones de riesgo para el Fortín, en arremetidas de Rodrigo Salinas que buscó habilitar algún compañero.

Sin embargo y casi sin buscarlo, el primer gol de la jornada fue para Talleres. En una serie de desajustes defensivos, la acción para el local apareció con Leonardo Godoy llegando al fondo y mandando un centro al primer palo. Nahuel Bustos anticipó a Abram y con una floja respuesta de Alexander Domínguez, puso a gritar al estadio que hasta el momento se acomodaba a la sombra del Kempes.

El Fortín no sintió el impacto e intentó hacerse fuerte con el balón y con alguna contra rápida. Fue tal la reacción que en una jugada profunda, Salinas acomodó el cuerpo dentro del área ante los dos centrales que le cometieron la infracción y Loustau no dudó. Penal. Vargas ejecutó, Guido Herrera se adelantó y tapó el remate dando un rebote que cayó a los pies de Domínguez (le cometieron otro penal) pero nuevamente el arquero contuvo en la puerta del área chica.

Talleres se hacía fuerte en la dupla de volantes Guiñazú y Cubas; mientras que los de Heinze buscaban llegar por las bandas y buscando siempre al nueve.

En el complemento fue el conjunto de Liniers el que cambió la postura y fue decididamente en busca de la igualdad. La primera fue de Bouzat, pero su remate (incómodo) dio en el parante izquierdo de la portería de Herrera. En esa misma jugada, el juez omitió una clara falta a Rodrigo Salinas.

Pero el empate iba a llegar porque Vélez estaba buscando y lo merecía. Gastón Giménez recibió por derecha y mandó un centro pasado que Salinas dejó correr con la marca encima, para que aparezca vacío por izquierda Cufré. El lateral zurdo despachó una volea cruzada y la clavó lejos del alcance del uno, para un empate soñado para él y todo el equipo.

Desde ahí y más allá del calor, fue la visita la que fue a buscarlo, porque no renunció y no se conformaba con la igualdad. Los ingresos de Barreal y Galdames le dieron piernas y aire a un equipo que quería, pero que sentía el cansancio. El chileno tuvo un par de habiltaciones de lujo que terminaron en ocasiones lejanas, pero en insinuaciones concretas. Amarilla, entró para cumplir con un laburo que venía haciendo a la perfección Salinas (jugó para todos).

Sobre el final y más allá de las intenciones, ambos se aseguraron el punto. Un punto que para Vélez suma en importancia, por las otras veces en las que sufrió esos golpes en los encuentros y de los que no se pudo recuperar. Hoy mostró el carácter y la personalidad para ir en busca siempre de los partidos, con su idea y su corazón.

Carlos Martino