Buenos Aires, Viernes 3 de Octubre de 2014.(PRENSA VÉLEZ - Estadio Juan Carmelo Zerillo).
Vélez volvió a mostrar lo peor de su imagen en la visita al Bosque Platense, donde Gimnasia sin fútbol pero con mucha actitud lo derrotó por 2 a 0, durante la noche del viernes. Vegetti y Nacho Fernández marcaron para el Lobo en el primer tiempo. El Fortín se mostró preso de su impotencia y ni siquiera pudo crear peligro al arco de Monetti para sumar su sexta partida sin triunfos (4 derrotas y 2 empates). No hay respuestas y preocupa. Mucho.
Preocupa al punto tal que aparenta la situación no tener retorno. Al menos desde lo que muestra el equipo dentro del terreno de juego, donde tantas veces supo hacer valer su solidaridad, su entrega y su lucha. Es cierto que nada de lo que intenta le sale; pero también le falta ponerle una dosis aún mayor de lo que se suele dar, sobretodo en momentos como estos, donde todo sale torcido y la desconfianza cuando el resultado no acompaña está a la orden del día.
Porque no me vengan con el cuento de lo bien que jugó Gimnasia. El equipo de Troglio tuvo el mérito (no por eso menos) de luchar, de ahogarlo, de afixiarlo y de llegar al gol por dos errores de Vélez en la marca para los dos goles de cabeza que sentenciaron el juego. Porque si hablamos de fútbol, al Lobo también le falta mucho para consagrarse en la materia.
Pero lo que nos importa es Vélez y evidentemente hay que atender el llamado que discó Pratto hablando con la prensa una vez finalizado el encuentro. Vélez tiene que volver no solo a ser el de las primeras cuatro fechas por el resultado, sino y creo que fundamentalmente, volver a ser ese equipo solidario y capaz de esforzarse por el compañero, de ir a todas, de no saberse menos que nadie y desde allí tratar de dar batalla con el fútbol que sabe generar, con la gente que puede desequilibrar.
Hoy no solo que no puede plasmar su juego, que por ende, tampoco se destacan las individualidades. Ni el mismo Pratto puede torcer el momento con toda su idolatría a cuestas aún sin tener por qué cargar a cuestas con esa responsabilidad. Porque todos están sumidos en un desconcierto que los hace funcionar más como piezas sueltas e inconexas que como un engranaje perfecto o de buen funcionamiento.
Duele tanto ver a Vélez sin respuestas, cuando le sobraron siempre motivos hasta para hacer valer cara su derrota. Hoy pierde con una naturalidad que asusta, carente de plan de juego y de alma. El rival le falta el respeto de una forma repugnante, esa valía que supo construirse en tanto esfuerzo, en tanta lucha. No quiero verte arrodillado, Vélez.
NI siquiera importa ya pensar en la lucha por el torneo, ni estar arriba o lo más arriba posible. Lo que verdaderamente juega en la mente en este instante es ver nuevamente a un Vélez que potencie sus mejores virtudes, que si pierde lo haga siendo Vélez, que serán más las veces que se vaya victorioso que con la frente marchita.
Es una tarea difícil la que hay por delante, en un tiempo difícil. No se diferencian las responsabilidades entre grandes o chicos. Acá es un todo. Todos desde cada lado tenemos que aportar a recuperarnos. A levantarnos. A demostrar que todavía estamos a tiempo de seguir siendo Vélez. Que al rival le duela el alma antes de matarnos, que le sangren las manos antes de darnos el golpe final. Que el respeto generado no se pierda en el vacío existencial por el cual se atraviesa.
Carlos Martino
@martineta16
