Llegará el momento en el que el fútbol lo premie. El mismo fútbol que se rinde a sus pies por el intento de siempre respetar la idea futbolística de jugar justamente al fútbol. De hacerlo pensando en el arco rival, asumiendo riesgos que hasta los termina pagando caro. Demasiado caro para lo que propone, para lo que busca, para lo que ofrece. 

Llegará ese día en el que justamente todo lo que se proponga lo va a conseguir, porque alguna vez triunfará el que utilice las mejores armas para jugar el juego. Para un Vélez que merece mejor suerte de la que termina consiguiendo. Para un equipo de Flores que tiene una ambición tan grande como sus sueños, pero que la realidad y los planteos mezquinos de los rivales poco entienden.

Es tan abismal la diferencia que hubo en cancha entre los dos equipos, que no solo era injusto que termine triunfando un equipo como Estudiantes que pateó una sola vez al arco -sí, una sola vez-; sino también demasiado premio a tan poco ofrecido. No es una crítica desmedida sobre una idea, una filosofía e identidad de vida. Nada de eso. Simplemente es no compartir los medios por los que se llega a un fin, que de hecho los ha llevado a estar muy cerca de la cima y sostenerse sin grandes gestas ofensivas pero haciendo una cultura del aguante con la colita muy cerca de muchas veces salvador Gerónimo Rulli. Serán siempre armas válidas, pero las cuales no encajan y no encajarán con este Vélez.

Un Vélez al que le desborda fútbol en cada uno de sus hombres. Que debería tener mejor andar y pasar en el presente Final, pero que por propia impericia (desperdicia muchas situaciones de gol que genera) e infortunio (los palos le niegan goles como a Papa en Rafaela y ni que hablar del travesaño que negó el gol de Pratto esta noche). De hecho, en cada uno de los partidos en los que se fue derrotado, nunca fue superado ampliamente por el rival. Todo lo contrario, hasta contribuyó con errores no forzados la dicha del rival, tal vez como esta noche fría en Liniers donde arrancó dormido el complemento y en un desborde y mal cierre a espaldas Guido Carrillo lo ajustició de cabeza a Sosa.

Un Vélez que no se entrega pero que injustamente tiene que sufrir y luchar más de la cuenta. Busca por todas las vías ofensivas de quebrar o torcer destinos, pero muchas veces se le pone cuesta arriba el encuentro. Cuando todo se encaminaba a una derrota dolorosa por lo inmerecida, apareció el zapatazo de Coco Correa delicioso y golazo al ángulo, a falta de tres minutos de juego. Un Correa que en ese mismo instante abrió la encuesta del boca a boca en el hincha que se debate en querer verlo desde el arranque o tal vez seguir disfrutando su frescura y explosión desde el banco.

Un Vélez que niveló el partido y que fue en busca de la victoria en los minutos que adicionó el quisquilloso Luis Álvarez. Lo tuvo claro Mauro mano a mano con Rulli, pero una vez más se lució el juvenil arquero que terminó siendo figura del encuentro en Liniers. Luego de ahogar durante más de 40 minutos a un rival en su terreno, el Fortín igualó y hasta mereció ganar el encuentro por ser el único en proponer jugar, en querer ganar buscando el arco rival justificado en las llegadas que generó.

Los puntos que separan a Vélez de Colón, son los que el fútbol le quitó. Es hora que el fútbol le devuelva a Vélez los puntos que su juego, su propuesta y ambición merece.

@martineta16