Buenos Aires, Sábado 9 de Junio de 2012.

(Prensa Vélez Sarsfield ? Estadio José Amalfitani)

No me bajo. Lo dijo con la voz alzada y prepotente. Como quien señala con acciones sus intenciones más profundas y lo plasma sin cuestionamientos. Porque cuando todos, más de los muchos que desean verlo caer, lo daban por muerto; este Vélez sacó a relucir una estirpe tremenda de autoridad para sumar su segunda victoria consecutiva, para romper esa racha nefasta de partidos sin poder ganar en casa y para aprovechar por primera vez en el torneo la ventaja que le dio el líder (en este caso Boca) para descontarle puntos.

Nunca es tarde. No señor? mientras haya pelea, hay que pelear. Eso es algo a lo que se ha acostumbrado este Vélez y a una lucha de la cual no quiere renunciar. Porque si bien las chances están atadas a lo que le suceda a los cuatro equipos que tiene por encima (pueden ser cinco si Tigre le gana a San Lorenzo), el Fortín entendió que cumpliendo su parte resuelve la mitad del problema y es allí donde comienza a tomar fuerza y color el sueño. Porque el fútbol marca que no hay resultados puestos, porque Boca perdió puntos con un Banfield descendente del que muchos pensaban que no podía o no tenía ni una ínfima chance de arañarle un punto al conjunto de Falcioni. Tanto como a Vélez ya lo habían bajado de la lucha, aunque parecía que el mismo Vélez se había bajado unas fechas antes.

Tanto como lo fue el encuentro en Santa Fe lo fue este en Liniers. Porque en casa, Vélez volvía a jugar tras el traspiés de lo que fue la eliminación de Copa. Porque en el Amalfitani, necesitaba sumar, ganar, sentirse vivo nuevamente para encarar lo que resta con el orgullo bien en alto. Porque encima recuperó a todos sus soldados caídos, en esa especie de malaria de lesiones en el momento menos indicado. Hoy todos vuelven y parece no ser tarde para este equipo.

Porque yendo a lo puntualmente futbolístico que dejó el partido con Rafaela, Vélez mostró la misma autoridad que en Santa Fe para llevarse los tres puntos. Con tenencia, multiplicándose en el terreno de juego y siendo efectivo. Porque desde el vamos avisó con un cabezazo de Martínez que pegó en el palo y que Óbolo no pudo corregir. Quizás esa primera jugada signó el destino de los dos en el correr de los minutos. Ya que en el arranque del segundo tiempo, casi como ante Colón, el Burrito Juan Manuel Martínez recibió un pase entre líneas fantástico de Pancho Cerro que fue figura, para enfrentar a Sara y definir al palo más lejano y desatar toda la locura en Liniers. Porque unos minutos más tarde, fue Mauro Óbolo el que le puso la cabeza a un centro de Gino Peruzzi para ampliar la ventaja y comenzar a respirarle en la nuca a Boca. Porque el gol de Carignano, sirvió para demostrar que Barovero es humano y decorar el resultado; ya que nunca estuvo en riesgo la victoria. Vélez mostró en cancha por qué quiere pelear el campeonato, mientras que Rafaela estuvo lejos de convencer que se quiere quedar en primera.

El buen cierre de Vélez lo marca el tempo de las gambetas y el vértigo que le imprime el Burrito Juan Manuel Martínez. Sin dudas es vital en las últimas fechas y Vélez lo necesita. ¿Será la despedida? Que sea lo que sea pero con éste andar.

Las cuentas por estas horas dan mucho más que hace unos días. La ilusión se enciende y desde las sombras opera este Vélez, paciente, esperando dar el golpe. Seis puntos en juego, tres de distancia. Un distancia que es distancia pero no. Nunca es tarde. Yo, no me bajo.

Carlos Alberto Martino

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