Torneo

Yo me bajo en la gloria

Tras un flojo primer tiempo, Vélez levantó en el complemento y a los cinco minutos con un gol de cabeza de Jonathan Cristaldo venció en la "tacita de plata" al Lobo Jujeño que perdió la categoría. El Fortín no se baja de la lucha del campeonato y sigue dando pelea.

Jonathan Cristaldo fue importante una vez más en la red y de cabeza le dio el triunfo manteniendo la ilusión de todo Vélez.

Buenos Aires, Domingo 31 de mayo de 2009.

(Prensa Vélez Sarsfield ? Estadio 23 de Agosto).

 

La obligación la tenía Vélez. Tanto Huracán como Lanús (cronológicamente) habían cumplido con sus responsabilidades y le tocaba el turno al conjunto de Ricardo Gareca cerrar la fecha para los que luchan arriba, tratando de mantener intacta la ilusión que busca el Torneo Clausura.

 

La parada no era para nada simple más allá de la cuenta de nocaut que se le contaba hace unas fechas a su rival de turno, el Gimnasia Jujeño de Arzubialde. Nada simple por obligación de ganar o ganar y por la medida del encuentro, que con trabajo y fútbol Vélez supo concretar una vez más en el marcador, para retirarse airoso de su excursión a la ?tacita de plata?.

 

En la semana Gareca tardó en confirmar a sus hombres de ataque ante el pobre desempeño de Joaquín Larrivey; pero cuando todo parecía que Roberto Nanni iba a ver luz desde el arranque, finalmente Jonathan Cristaldo, a fuerza de goles en las últimas fechas, se quedó con la casaca titular.

 

Ahí empezó a ganar Vélez. Porque más allá de que el Churri no había redondeado un buen primer tiempo (tuvo una muy clara que desperdició); le puso la cabeza al triunfo del Fortín en el momento preciso para calmar a unos y enloquecer a otros.

 

Porque Vélez supo reencontrarse con su juego en el complemento, ese fútbol inteligente que lo mantuvo invicto durante las primeras trece fechas de este Clausura; esa personalidad que no suele ser del gusto predilecto de los que defienden el ?tiki ? tiki? y que se quedan callados cuando pitan penales inexistentes para que sigan hablando lo que les conviene.

 

Porque una vez más supo reinventarse dentro y fuera del campo de juego; ya que en el entretiempo, Gareca ajustó las piezas precisas en la mentalidad del equipo para adelantarse y ser más ambicioso. También dentro del campo de juego suplió la ausencia de un Víctor Zapata (¿golpeado tal vez?) que no hizo pie en la norteña provincia. Allí apareció la figura de Franco Razzotti para doblegar su esfuerzo, y con él creció también el Poroto Cubero, que terminó siendo lo mejor de Vélez desde la entrega.

 

Porque sigue siendo sólido en la línea final, donde sobresale Nicolás Otamendi y el resto; pero qué decir de Germán Montoya, que una vez más como en todo el campeonato, respondió y tapó esas que antes se acurrucaban en la red. Sobresaliente lo del arquero cordobés. Una distinción a un trabajo que muy pocas veces se resalta y que en Jujuy brilló por su presencia.

 

Seguramente este Vélez no brille y por momentos carezca del fútbol que lo hizo llegar a esta altura, pero justifica desde su entrega y su personalidad su candidatura al campeonato. A este Vélez nadie le regaló nada, por eso cada punto que suma en esta lucha interminable por la conquista de una nueva estrella tiene un valor incalculable por encima de cualquier taco o dibujadas gambetas de aquellos.

 

Porque manipula su juego, es paciente y aprovecha cada uno de los segundos que regala un encuentro de fútbol. Porque no se da por vencido, porque dobla la apuesta. Porque conoce sus limitaciones; como así también cada una de sus virtudes y las potencia. Porque si no juega uno, intenta con el otro y cada vez que se necesitó, el banco supo ser solución.

 

Porque Vélez sigue dependiendo de Vélez. Porque todavía le restan compromisos ante Lanús y Huracán. Porque Vélez sabe de finales.

 

Porque mientras muchos esperan ansiosos que este Vélez se caiga; este equipo de Gareca sigue dando pelea, se planta en cada terreno de juego, saca pecho, no se baja y grita a quién quiera escuchar: ?Yo me bajo en la gloria?.

 

Carlos Alberto Martino.