Las Reservas de Newell´s y Vélez se pusieron al día por el cotejo pendiente de la fecha 3. La Lepra, con varios refuerzos de Primera, no tuvo contemplación ante los pibes del Fortín. ""Duele el resultado pero nos sirve para observar errores que no deben volver a repetirse"", reconoció el Técnico Morigi. 

No hay goleada en contra que no se sufra ni rendimiento que no sirva para repasar errores. Y aunque la imagen que ilustra la presente nota refleje un sentimiento de bronca y resignación, la Reserva de Vélez deberá salir adelante y repasar qué hizo mal en un tarde para el olvido...y no tanto, porque del error se debe aprender para superarse.

Los primeros minutos del partido fueron solo un espejismo. Aquel Vélez que salió decidido a jugar en campo rival y que al minuto casi convierte con un disparo de Franco Sinches, fueron solo espasmos que rápidamente se revirtieron a favor del local. Newell´s, dotado de paciencia y devastadora contundencia, comenzó a edificar su victoria con la jerarquía de sus nombres: La experiencia y roce en la máxima categoría de Pocrnjic, Martínez, Paz, Corvalán, Tonso y Mateo, y en menor medida con la incipiente juventud pero con partidos en Primera de Fydriszewski y Ponce; fueron demasiado ante la estática respuesta de un Vélez juvenil en momentos claves del partido.

Cierto es que el local tardó 39´ en abrir el marcador, pero antes tuvo sus chances. Dos tiros en los postes y otro par de centros cruzados en los pies del movedizo Joaquín Torres (imparable cuando se propuso gambetear), comenzaban a perfilar al ganador. Vélez también arremetió con peligro en los pies de Sinches, Favio Durán, Ramiro Ríos o David Vélez Cedeño, pero falló en la definición. Y en un encuentro planteado con dos equipos de juego abierto, ganó el de mayor jerarquía. 

Quizá el mayor problema que tuvo el Fortín, en su visita al Marcelo Bielsa, fue creerse decididamente inferior ante un Newell´s de reconocida categoría. Una cuestión previsible en la ante sala del pleito, pero que a la hora de "los bifes", la cabeza terminó de jugar su rol: cuando el local aceleró y rompió por afuera, Vélez dejó de leer correctamente el partido y se quebró mentalmente. Porque tuvo chances para dañar, pero nunca estuvo convencido y cuando reaccionó en el segundo tiempo, ya era muy tarde.

Previo al final de la primera etapa, Fydriszewski sacó una potente media vuelta, cruzada y abajo, que hizo estéril el esfuerzo de Yordan. Y de arranque nomás en el complemento, a los 38 segundos, fue Ezequiel Ponce quien empezó a finiquitar el pleito luego de un desborde y centro atrás de Torres. Por si hacía falta mayor contundencia, Fydriszewski volvió a gritar y el partido se rompió por completo diez minutos después con más de 30 en juego.

Inmediatamente tras el 3-0, Guillermo Morigi movió el banco y mandó a la cancha a Mateo Ramírez y Federico Vázquez. El local amenguó la marcha aunque Vélez empezó a jugar más suelto, creció en movilidad Favio Durán a espaldas del mediocampo local y mediante la combinación de los ingresados, llegó el descuento luego de una habilitación de Ramírez para Vázquez, que golpeando de primera, vulneró la valla de Luciano Pocrnjic.

El juego cayó en un pozo con el 3-1 parcial. El Fortín buscaba ponerse en carrera manejando la pelota pero le costaba ser claro en los metros finales. Del otro lado, cada avance de Newell´s, insinuaba volver a mover el marcador. Y así fue cuando a 10 minutos del epílogo, Juan Neira colgó del ángulo un gran tiro libre para decretar el resultado.

No será una constante en el torneo cruzarse con una Reserva de mayor jerarquía en cuanto a nombres como sucedió hoy en el Coloso del Parque Independencia. Más aún, la goleada fue una foto real de lo acontecido, aunque el resultado en esta divisional no es lo que prima sino el rendimiento y al experiencia adquirida. Absorber las falencias ante todo y buscar la mejora continua, así deberá ser el análisis del partido para los dirigidos por Guillermo Morigi. Para que en un juego impredecible como el fútbol, minimizar el margen de error resulte la clave, como así también sentirse inferior en la víspera, no sea una variable que condicione el rendimiento.