Torneo

Entre errores propios y ajenos

Vélez cayó goleado ante River por 3 a 0 en el Monumental. Los dirigidos por Fanesi pagaron caro la evitable expulsión de Cáceres (igual no lo toca) ante un River que no te perdona. Driussi (2) y Alario marcaron para los de Gallardo, que se vieron muy favorecidos por los groseros errores de Rapallini y sus asistentes.

Aguerre en el plano de un Vélez que se fue derrotado del Monumental. Al Fortín le faltó juego una vez más y sumado al grosero mal desempeño arbitral, sumó su cuarta derrota en el campeonato.
Por Carlos Martino

Cuesta el análisis, tanto como duele cada derrota que se suma al plamarés de un Vélez que pareciera no encontrar el rumbo en este arranque durísimo de torneo argentino. Cada gol se clava como una daga y te desangra desde la impotencia de no poder reaccionar. Independientemente del contexto o del marco.

Vélez llegaba golpeado anímicamente por la derrota en casa ante Racing, que le significó además el paso al costado de un ídolo histórico como Christian Bassedas de la dirección técnica. Lo que llevó a la directiva a moverse rápido, luego de no poder lograr la continuidad de Bassedas, a lograr el interinato de Alberto Fanesi y a buscar más tarde en De Felippe quien encamine la historia.

Pero en el medio estaba River. La visita al Monumental. Con la vuelta de Cubero y de Yamil Asad al primer equipo, Vélez buscó desde el primer minuto tratar de presionar el juego y el buen pie de rival, pero una vez más, fue preso del flagelo de sus errores. A los ocho minutos de haber iniciado el juego, Blas Cáceres disputa fuerte una pelota con D' Alessandro que terminó con el jugador de River buscando en la provación al hombre de Vélez que de manera innecesaria tiró un manotazo al aire. La simulación del Cabezón y el grito ensordecedor del hincha riverplatense lo llevaron a Rapallini a cometer el primero de sus errores de la noche. Roja para el Guaraní y Vélez iniciaba una vez más un encuentro con la dificultad de jugarlo con uno menos. Es que más allá del error del juez, la imprudencia de Cáceres una vez más complicó las chances de un Vélez que no tiene el aire para salir a respirar de una situación asfixiante.

Desde ahí fue todo de River. El Millonario tuvo la pelota a su antojo y de la paciencia para abrir el juego hizo un arte basada en la tenencia y saber aprovechar el hombre de más. Fue así que tras un remate de Alario de media distancia a los 15 minutos de la etapa inicial, Aguerre da un rebote largo y ante el quedo de Cufré, Driussi aceleró y definió ante el esfuerzo del arquero velezano por impedir la caída de su valla. No solo que para Vélez se complicaba el juego, sino que también el gol lo volvía a poner de rodillas con el sídrome del boxeador del mentón frágil.

Fanesi quiso equiparar el medio y sacó a Maxi Romero por Nico Tripichio, para que su equipo se acomode mejor en campo. Sin embargo, el arco de Batalla quedaba cada vez más lejos y River buscaba el segundo. A poco del final, Rapallini y sus colaboradores lo volvieron a hacer. Penal de Nasuti a Driussi (previa mano no sancionada del delantero) cuando el defensor estaba de espaldas al rival y con intención de despejar el balón; pero el juez no dudó. Al igual que su asistente que como un resorte cuando Aguerre le tapó el penal a Alario para que se repita la acción por dos pasitos adelante del arquero velezano. Las protestas llegaron y el desorden total. Lo que nadie cobra, se lo cobraban a Vélez. La duda de la celeridad para sancionar tanto del juez como del línea que hicieron de ese momento un bochorno innecesario, ya que River por juego, no necesitaba de esa mano exagerada para ganar el partido. Alario cambio de punta y River estiraba la ventaja.

El complemento mostró a un Vélez luchando pero sin ideas, con el desequilibrio de un equipo nervioso y preso de su impotencia. Con un Pavone protestando por las faltas que no le cobraron y atado por sus nervios. Un medio que no hacía pie, que no podía recuperar y que sufría en el fondo. Así llegó el tercero de la goleada millonaria. Pase profundo de D' Alessandro para Driussi que rompió líneas y con un remate cruzado venció a un Aguerre que rozó el balón pero que no pudo impedir que se transforme en una nueva caída de su valla.

Fanesi movió con cambios pero poco pudo cambiar. La suerte de este Vélez estaba echada en el Monumental. Un Vélez que se equivocaba, pero que encima sufrió el destrato y la malaintención del juez y sus colaboradores en fallos puntuales. Algo, vale la aclaración, que no tapa el mal momento; pero que te patea al hígado cuando estás tirado en el suelo.

Una suerte que preocupa por los puntos, por lo anímico y por lo que vendrá. Un arranque que enciende la alarma, que por más a tiempo que se esté de cambiar, dependerá mucho de lo que venga en lo inmediato. Vélez tiene que ganar, eso es historia sabida, lo necesita. Pero cómo llegar a esa victoria con tan poco fútbol. Sin dudas, será una tarea dura pero a desarrollar por el flamante cuerpo técnico que encabeza Omar De Felippe.

Hay que salir de una vez por todas Vélez. No hay más que eso. Salir.

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PD16/17 | F5 | RIV 3 - VEL 0

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