Fue un golpe. Como lo suele ser cada derrota. Con el potenciador del rival, del campo de juego, y del momento en el que una victoria en rendimiento como la de hace una semana, sin dudas que te elevaba desde lo anímico a lo más alto. No tuvo atenuantes la derrota de Vélez, porque San Lorenzo, en el total del juego, mereció la victoria.

Porque Vélez desde el arranque mostró que le costaba hacer pie, recuperar la pelota y mucho más tenerla para lastimar. Ese bajón, sumada a la presión del local que arrancó con una dinámica tremenda, potenció el mal arranque del equipo y lo puso contra las cuerdas a tan solo minutos de juego. De entrada nomás una pelota que se había ido pero que Mas recuperó con un centro pasado lo encontró a Blandi cara a cara con Aguerre y el arquero velezano salvó la caida de forma formidable.

Pero esa era una señal clara de los primeros minutos difíciles que iba a pasar el equipo de Bassedas. Porque el Ciclón movía con rapidez el balón y Blanco, Mussis, Tino Costa y Belluschi manejaban a un toque en la generación. Cauteruccio a los seis minutos le arrancó la amarilla a Grillo y el juego se arrinconaba contra el área velezana. 

Fue así que en esa presión con tenencia, San Lorenzo encontró la ventaja con un golazo de otro partido de Sebastián Blanco que desde afuera y con una parábola perfecta reventó el travesaño y el pique de balón fue dentro de la portería de Aguerre que ya no tenía nada por hacer ante ese precioso remate.

Mientras Vélez se debatía en intentar generar juego y buscar a los de arriba con líneas muy largas; San Lorenzo curiosamente iba bajando el pie del acelerador entregándole el juego al rival. Con poca claridad, el Fortín intentó pero salvo algún remate desde lejos, el arco de Torrico estaba vedado. Daba la sensación que el equipo de Aguirre le perdonaba la vida al de Bassedas en los primeros 45 minutos de juego.

Mientras Vélez se debatía en intentar generar juego y buscar a los de arriba con líneas muy largas; San Lorenzo curiosamente iba bajando el pie del acelerador entregándole el juego al rival. Con poca claridad, el Fortín intentó pero salvo algún remate desde lejos, el arco de Torrico estaba vedado.

Para el complemento Vélez debía cambiar mucho para aspirar a cambiarle el destino al juego y Bassedas desde el vamos movió el banco con el ingreso de Hernán Barcos por el paraguayo Cáceres. De esta forma, el Fortín se paró más en campo rival y dispuso de la tenencia pero sin generar demasiadas aproximaciones. Completaron las variantes Correa por Díaz y luego Tripichio por Grillo (Herrera le perdonó la expulsión por haber cortado un centro con la mano) y Vélez allí llegó a la igualdad.

Un centro picante de Correa desde la derecha le rebotó en el área primero a Pavone y luego a Corujo para quedarle en los pies a Tripichio que con la zurda y abriendo bien el pie acomodó el balón al palo más lejano de Torrico para marcar la tan ansiada igualdad. Vélez lo igualaba y tenía la sensación por el quedo de San Lorenzo que podía ganarlo.

Pero tres minutos más tarde, en una contra letal, Blanco mandó el centro al área y Ávila (con un mal control) habilitó a Blandi que en el punto de penal la puso en un cuadrito para liquidar el encuentro, ese que el local no se había animado a hacer en el primer tiempo.

Para Vélez la reacción del impacto del gol recibido la acusó el nocaut y se desesperó por recuperar al balón como una sintomatología de casi todo el encuentro. Quedará para la duda el penal sobre Maxi Romero de Mas a poco del final que Herrera no convalidó, siguiendo la línea de los últimos arbitrajes en ese estadio ante Vélez. De todas formas, nada iba a cambiar las sensaciones del juego de Vélez en la tarde del Bajo Flores.

El Fortín deberá buscar controlar esa irregularidad de cada fecha para esperar con ilusión a Racing el próximo fin de semana. Olvidarse de uno de los peores primeros tiempos jugados del último tiempo y creer en su potencial. Vamos Fortín.