De lucha está hecho el hombre y este Vélez vive luchando. Porque en el camino de este crecimiento constante, levanta esas banderas. Nada nunca fue ni será fácil nada de lo que se proponga. Pero crea que todo el camino transpirado, va a ser el fruto de lo que se conseguirá más adelante. Cada punto que se suma en esta campaña que se termina redondeando como una destacada, será el punto de partida para algo mucho mejor.

Porque ya no es casualidad que el equipo comandado por Christian Bassedas haya encontrado una regularidad que lo lleva a estar en cinco encuentros con la vaya invicta y que también se mantenga con saldo a favor de encuentros, ya sea por torneo o Copa Argentina. Habla de una madurez marcada, que lo destaca que lo hace escalar y convertir en puntos reales a los que se lamentaba por verlos escaparse.

Porque además se sostiene de estar en situaciones adversas ya sea por lesiones y expulsiones. Porque con la expulsión de Damián Pérez en el Florencio Sola, por el momento, Vélez es el equipo con más jugadores que vieron la roja en el torneo (siete). Porque además, se sobrepone a lesiones que para un plantel corto golpean. Hoy se terminó yendo lesionado Alan Aguerre por un fuerte golpe en la cadera, cuando estaba siendo vital para sostener el arco con intervenciones soberbias para proteger su arco. Sin embargo, debutó el pibe Yordan y también se mostró en el mismo nivel que Alan. Descolgó una pelota al ángulo para un mural. 

Cada punto que se suma en esta campaña que se termina redondeando como una destacada, será el punto de partida para algo mucho mejor.

Es cierto que aún le falta jugar más, encontrar su juego; ese que lo haga protagonista no solo en el Amalfitani. Porque en gran parte del encuentro fue Banfield el que más allá de su localía y el hombre de más, tomó el rol protagónico y tuvo sus chances de anotar. Entre Aguerre, Yordan y la impericia de Santiago Silva o Gio Simeone para definir; justificaron el cero en el arco del Fortín. Tanto como en la más clara del juego, que fue para Vélez, a los 30 segundos de iniciado el segundo tiempo, donde entre Pavone y los rebotes no terminaron por definir lo que debió ser el primer grito de la noche. Para después, con el hombre de menos, cuidar ese punto valioso que suma, mire si sumará.

Que cada punto fuera de casa sea la invitación para que de local se justifique con una victoria. Que sea la continuidad de una racha que siga encaminando la historia. Una historia de lucha. A un Vélez al que mucho nunca le costó poco.