Alguna vez iba a llegar el empate. Ese que tantas veces le fue esquivo a Vélez en el campeonato, cuando el resultado terminaba con la dura sensación de la derrota confirmada. Cuando se hacía inevitable, el hecho de retirarte del terreno de juego habiendo hecho los méritos suficientes como para haber merecido aunque sea un poco más, pero por esas cosas que tiene el fútbol, te quedas con las manos vacías.

Tardó 13 fechas en poder nivelarse en el marcador, ese resultado que resulta tentador cuando no podés ganarlo y no querés perder. Ese que desde el vamos nunca pretende Vélez, pero que con el correr de los minutos y la temprana e inmadura expulsión de Fausto Grillo, aceleraron en el trámite. Tal vez, por lo que terminó siendo el encuentro, haber conseguido el punto del primer empate, no está mal.

Pero es cierto que siempre quedará la duda. ¿Qué hubiese pasado si Grillo no se excedía en su vehemencia y Vélez terminaba el encuentro con once?. Algo que nunca vamos a saber porque entramos en el terreno de los supuestos y nada concreto. Pero quien te dice que ante este River en pañales y con jugadores alternos no podías dar el gran salto. Está claro que si bien Vélez fue el que terminó con el mayor porcentaje de la tenencia del balón en la primera etapa, hubo chances claras para los dos. Por aproximación fue el Millonario el que avisó primero, con un centro de Pity Martínez desde la izquierda para un Leo Pisculichi que entró por el medio tomando mal parada a la defensa del Fortín pero a la carrera y con el arco de Aguerre a su merced, el sol le cegó la vista y por ende no calculó la distancia del balón, dándole éste en la nueva en vez de su frente. Pero el Fortín también tuvo una muy clara solo superada por los dos palos del rival de esta tarde. Fue Alvarenga quien la dispuso tras un buen desborde de Toledo por izquierda pinchando el balón al corazón del área para que Fabricio a la carrera intente cambiarle el palo de cabeza a Ausguto Batalla, quien resolvió de manera magistral enviando el balón al córner.

La expulsión de Grillo cambió todos los planes. Lo dejó a Vélez reacomodándose en su campo y tratando de rearmarse con el ingreso de Amor por Alvarenga. Lo dio aún más obligación a River de ir a buscar y exponerse para la contra de un equipo comandado por Bassedas que esa función la conoce al dedillo. Pero la imprudencia del defensor que a pocos minutos de ver la primera amarilla ve la segunda y eso hace que el equipo se descomponga y pase a defenderse muy cerca de Aguerre; todo hace que justamente todo valga tan pero tan caro.

¿Qué hubiese pasado si Grillo no se excedía en su vehemencia y Vélez terminaba el encuentro con once?. Algo que nunca vamos a saber porque entramos en el terreno de los supuestos y nada concreto. Pero quien te dice que ante este River en pañales y con jugadores alternos no podías dar el gran salto.

Entonces el complemento fue una obra de River que si bien no aceleró para pasarlo por arriba de a poco y con el correr de los minutos lo fue empujando a Vélez contra la cornisa. Los tiros en los palos del debutante Andrade y el juvenil Vega; sumados al gol que se pierden abajo de arco en la línea entre Pisculichi y Lucho González; fueron las cartas que puso Gallardo en la mesa para sentir que merecía un poquito más. 

En cambio Vélez por momentos fue tan decidido a la contra, a no desesperarse que se refugió muy atrás y le costaba desde la tenencia como salir hasta la mitad de la cancha. Tripichio para jugar y taparle la salida a River por el lateral del Cubero. Servetto vio cancha por Romero. Pero todo lejos del arco de Batalla y más allá del espasmo final, con una arremetida de Desábato que terminó en un tiro libre de bajó riesgo; el empate tuvo otro sabor de defenderlo con diez jugadores y un corazón enorme.

Bien por Nasuti desde la solidez en el fondo, po temperamento y seguridad. Muy bien por Somoza también que los corrió a todos y asumió siempre además de la voz de mando, la conducción cunado los balones queman. Ellos entre los puntos altos de un Vélez en la tarde fría pero soleada de Núñez, que aún no ha encontrado su volumen de juego más allá de las bajas que lo aquejan.

Para que sume el punto hay que ganarle a Colón en Liners en justo una semana. A reecontrarse con nombres y con Vélez.