Crecer en toda su concepción. De eso se trata. Con los golpes que duelen, con los momentos de satisfacción plena por más efímera que sea. De eso se trata crecer. De contar con el irregular andar de un día a otro, de mostrarte sólido y firme en el fondo un miércoles a mostrar lo más flojo de tu repertorio el domingo, en un par de días.

Ahí es donde empieza a tallar la pregunta, el interrogante. ¿Cuál sos Vélez?. El de la victoria ante Gimnasia que aún sin jugar bien mostró firme su idea de ser firme y sólido atrás para construir hacia adelante; o el de esta derrota ante San Juan donde de los errores justificó su caída. La respuesta aparece. Vélez es el de los dos partidos.

Así lo va marcando en el andar de este torneo extraño y raro en la Argentina, super poblado de equipos; donde ya suma 10 derrotas en un total de 23 presentaciones. Demasiado para lo que puede dar el equipo por más piberío que entre a cancha. De todas formas y sin descuidar el encuentro de esta tarde en tierras cuyanas, la no amplitud de plantel para Russo lo llevó a plantear variantes y a darle descanso o restarle trajín a sus jugadores de peso caso Cubero y Caraglio; más otros que se quedaron en Buenos Aires ya sea por molestias o suspensión.

De todas formas, lo que signó el juego en el Ingeniero Hilario Sánchez fueron las desatenciones defensivas, esas que cuando Vélez las comete generalmente las paga muy pero muy caro. Porque en el gran torneo que va transitando Alan Aguerre, era lógico que le toquen situaciones como las del primer gol, en la que va a descolgar un centro y una leve carga del delantero Pumpido lo desacomodó haciéndolo perder el control del balón y dejándole servida la redonda a Emanuel Martínez que cruzó el remate y con un roce en Tripichio fue al fondo de las redes. Es que ya venía insinuando el sanjuanino con el gol en varias ocasiones que fue resolviendo bien el mismo Alan o que por propia impericia local no terminaban en gol. 

En la ofensiva había avisado Delgadillo con un remate de afuera que casi Corti lo mete en su propio arco, pero nada más. Un Delgadillo que fue punzante por la izquierda en el mano a mano con su marcador Capelli, pero que siempre equivocaba la puntada final a su gran jugada. A poco de encontrar la ventaja el equipo de Mayor, Vélez tuvo el empate en la más clara del primer tiempo. Quedó habilitado Federico Vázquez cara a cara con Leo Conti y el delantero definió al medio para que el arquero se luzca con una tapada de lo que podía haber sido el empate. Increíble la chance que perdía el Fortín, más cuando a un minuto de final del primer tiempo en una contra y escapando a la marca, José Luis Gómez se metió en el área y de un pase a atrás lo encontró a Marcos Figueroa que hamacó su cuerpo para colocar el balón lejos del alcance de Aguerre. Vélez se iba al descanso cayendo por dos goles y era justo. Justo por sus errores defensivos en pasividad y por no capitalizar las pocas que tenía frente a sus narices cuando el partido estaba a tiro.

Crecer en toda su concepción. De eso se trata. Con los golpes que duelen, con los momentos de satisfacción plena por más efímera que sea. De eso se trata crecer.

Para el complemento cambió poco más allá de las variantes. Vio cancha Caraglio y también Cubero, además del pibe Alvarenga por un Iván Bella al que le cuesta mucho readaptarse al juego tras un largo parate. Sin embargo, a Vélez le costaba llegar. Tanto que Aguerre fue importante para tapar varias jugadas de los inquietos Martínez y Figueroa, las figuras de partido. Pero como esas cosas que tiene el fútbol, en el momento menos pensado y a quince del final, el equipo de Russo encontró el descuento.

Desábato condujo el balón y habilitó en la medialuna del área a Delgadillo que ni bien controló el balón se puso de frente al arco y acomodó el balón en un tiro seco al ángulo de Corti que voló para la postal fotográfica eterna. El pibe que más insinuaba de Vélez en el encuentro, lo ponía a tiro ahora en el marcador a su equipo. Vélez se encontraba con una desventaja mínima y quería animarse a más. Pero sin embargo, le costó como en casi todo el partido encontrar el juego. Tanto que en una contra con pelotazo al ingresado Toledo que peinó ante la marca de Giannetti habilitó a Martínez que cara a cara una vez más con Aguerre eligió el palo lejano y certificó con ese remate la victoria de San Martín. Pudo haber sido peor a no ser por un par más de atajadas de Aguerre en un encuentro tan agridulce para él.

Una muestra más de la irregularidad de un crecimiento que duele en los huesos. De un equipo que intenta y aún con el miedo a golpearse se arriesga. Lo del miércoles será otra historia. El mano a mano de la Copa. Ese que el equipo aprendió a jugar y donde encuentra resultados. Un Vélez que debe olvidarse pronto de San Juan, para pensar de lleno en Sarandí.