Buenos Aires, Sábado 6 de Septiembre de 2014.(PRENSA VÉLEZ - Estadio José Amalfitani).
A veces se piensa que lo mejor para dejar atrás una derrota es una victoria inmediata. Sin lugar a dudas, debe ser así. Pero también te invade la calma, cuando desde lo futbolístico un equipo vuelve a reaccionar, responde tras un golpe, que se levanta tras la piña al mentón y sigue peleando. Que regala una actuación casi redonda, a la cual le faltó tan solo y tanto: el gol.
Porque Vélez tuvo todo lo que necesita un equipo para ser superior al rival, para tener la pelota, el dominio de la posesión, del campo de juego, de las situaciones, de todo. Menos del gol. Lo que necesitaba para volver a la victoria, para pasar la línea de River, para despejar completamente alguna duda que podría haberse encendido en la tarde noche nefasta de la Bombonera. El gol que se le hizo esquivo a Caraglio sobre el final, tanto como a Cubero que no llegó a estirarse del todo para meterse con pelota y todo en el último suspiro.
Sin embargo, lo que mostró el equipo convence. Porque volvió a demostrar que sabe lo que quiere, que sabe como capitalizarlo, que no se regala y que quiere ganar cada partido. Porque como se señala párrafo arriba, reaccionó. Fue muy superior lo que hizo Vélez ante un rival como Newell's, que siempre sale a buscar y que en esta tarde de Liniers perdió toda intención de iniciativa, que se entregó, que se dejó maniatar inevitablemente por la presión de este Vélez, que renunció a su estilo. Vélez no pasó apuro en el fondo. Sosa no tuvo casi que bañarse ni su ropa debe ser lavada, no se revolcó, no tuvo que ser decisivo. Porque Vélez estuvo firme en todas y cada una de sus líneas.
Ahora cómo explicás que no haya podido quebrar el marcador. Porque del otro lado estaba Ustari, que respondió siempre que se lo buscó. Porque tal vez le faltó picante en el tramo final de la jugada, esa de la puntada, la del último pase a la red. Porque quizás le faltó la rebeldía y la enjundia de ir pasando arriba a todos, como el gol de Pratto ante Lanús que sirvió para darle tres puntos vitales a este Vélez. Justamente, sin Pratto tuvo que ir en busca del triunfo porque una sobrecarga en el isquio de pierna izquierda lo sacó al Fenómeno de juego (rezando que no sea grave) casi a la media hora del complemento. Pero así y todo lo tuvo. Yamil Asad primero demoró en una para rematar y lo anticiparon. Luego el mismo Turquito quedó cara a cara con Ustari y decidió colocarla junto a un palo (se fue desviado) a cruzarle fuerte el zurdazo a abajo. Porque en los instantes finales Caraglio cabeceó con la facilidad que anheló durante todo el encuentro pero el frentazo lo encontró bien ubicado al portero leproso. Porque Cubero en la última llegó con delay al encuentro de un balón que ya había pasado de largo.
En definitiva, tendrá sabor a poco. Esos dos puntos que en casa se fueron. Ese punto que suma. Pero lo que llena fue verlo a Vélez de nuevo protagonista. Con hambre. Con inteligencia y ganas.
Carlos Martino
@martineta16