¿Qué más hay que hacer? ¿Dónde se encuentran las explicaciones cuando ni siquiera se puede pensar una o dos palabras razonables ante un golpe que te dejó perplejo? Porque aún siendo preso de cualquier tipo de error, situación, nerviosismo, ansiedad o el estado que sea; hiciste todo para que la historia sea otra y te encontrás nuevamente en el camino de una historia que parecía escrita a la medida de tus sueños.

Tal vez (seguramente) no sea el mejor momento para el análisis. Simplemente es una instancia para apoyar la cabeza en la almohada y tratar de dormir, aunque sea y suene imposible. Tratar de dejar pasar la angustia. Calmar el alma destrozada. Intentar estar mejor. Parece una tarea casi imposible. Por estas horas, sí lo es.

Porque el dolor se hace insoportable y es la forma más exacta de expresar la sensación de verte fuera de competencia, una vez más. Una Copa Libertadores de América que se ha vuelto tan esquiva como caprichosa. Coqueteando aún con el mejor plantel de los últimos años en el 2011, o tal vez con unas llaves tan a priori "accesibles" en la presente edición.

Porque Vélez esta noche mostró rebeldía. La que le faltó en los partidos anteriores. Tal vez, la que no supo encontrar en su visita al Defensores del Chacho casi una semana antes de este encuentros en casa. Porque allí, sobre la hora, se comenzó a escurrir el sueño. Aquí en Liniers, si bien la historia fue otra, Nacional aprovechó bien cada centímetro y olfateó la ansiedad de un Vélez que con el correr de los minutos se impacientaba tanto que hasta se permitían el insulto entre compañeros para cuestionarse decisiones con el balón que podía tomar uno u otro.

Porque así y todo lo buscó y encontró en Jorge Correa (tras gran jugada de Cubero) la ventaja que nivelaba las cosas y aplicaba los penales; pero el afán de ir a ganarlo con el envión justo lo encontró mal parado al equipo y se vió en una contra con uno menos (expulsado Romero) y con un penal en contra. La serie en el global se fue en alza para la visita con el gol de Torales; pero Vélez desordenado y con uno menos fue en busca del milagro.

Duele mucho más porque estuvo tan cerca. Para algunos habrá sido tarde, para otros mejor que nunca. Porque el mismo Correa, a quien no le pesó el partido y se puso el equipo al hombro, acortó distancias con una precioso remate y Vélez quedó a uno de la hazaña. Lo tuvo inmediatamente Nanni pero su cabezazo quedó en las manos del muy seguro Don. Para colmo la expulsión de Canteros dejó al equipo con nueve y a defender lo que sea ante un equipo como el de Nacional tan inexperto que en vez de tener la pelota y que corra el tiempo intentaba desde afuera aprovechar la ventaja con remates.

en la última con Sosa casi metido en el área rival, la contra fue letal. Orué corrió solo los 50 metros desde la mitad hacia el arco en soledad y se terminó todo.

Será momento de respirar. De pensar. De darse el tiempo para el análisis. De no apresurarse y tratar de que esta herida profunda y abierta tenga que cerrar. De una buena vez por todas, ojalá que aprendamos de las experiencias y los dolores que generan los golpes. Es indispensable para poder aspirar a más.

La lluvia intensa siquiera lava las lágrimas. Los ojos de Coco Correa marcan el rumbo. Inundados, grises, con bronca encendida y un dolor incurable. En ese llanto, se encierran todas las palabras. Nada más podemos decir. No hay más palabras.

@martineta16