Homenajes

¡Feliz Cumpleaños, Turco!

Omar Wehbe nació el 15 de agosto de 1944. Fue un superdotado para el cabezazo ofensivo, un goleador de raza. El atacante fue vital en la primera coronación de Vélez en el Nacional 68 y se transformó en el máximo artillero de ese certamen. A poco de conmemorarse el 50º aniversario de aquella gesta, el reconocimiento para uno de los héroes que tiñeron de brillo nuestra vida futbolística.

Goleador de linaje, el ?Turco?, como un Papá Noel de pantalones cortos, irrumpió en el firmamento velezano en la navidad del 68 con el mejor de los regalos: La anhelada vuelta olímpica.

Pese a su ascendencia árabe Omar Wehbe puede arrogarse el orgullo de ser el primer ?Turco? célebre en lucir la casaca del Fortín. Producto genuino de la cantera, hizo su estreno oficial en primera división, apadrinado por el entrenador Jorge ?Finito? Ruiz, el 19 de diciembre de 1965, tarde en la que Vélez, por la última fecha del campeonato, derrotó a Platense por 1 a 0 en Vicente López con gol de Luis Gregorio Gallo.

Avatares del azar permitieron que el centrodelantero convirtiera su primer tanto en el profesionalismo ante el ?Calamar? (el mismo equipo de su debut) un 3 de julio de 1966.

Su apellido está ligado a las inaugurales postales de gloria deportiva de la historia velezana. El ?Turco? estuvo en los lugares y los momentos justos, y fue actor fundamental en dos capítulos que concluyeron con final feliz. Dos escenas motivaron que el delgado y veloz centroforward escalara al limitado Olimpo de los ídolos y se alojara eternamente en una parcela del corazón del hincha.

El 1 de diciembre de 1968, el cañonero exhibió su poder de artillería y acribilló con cinco impactos la valla de Huracán de Bahía Blanca para decorar, ¡y de qué manera!, el marcador más abultado de nuestro siglo de vida (11 a 0) sobre la escuadra bahiense. Esa tormenta de goles resultaría determinante para la definición del Nacional del 68. Wehbe se convirtió esa tarde en el primer jugador de Vélez Sarsfield en alcanzar esa cifra en un partido.

Insaciable, o tocado por una varita mágica, tres semanas después el ?Turco? vivió su jornada homérica. El día anterior Daniel Willington, su asistidor, el cerebro del grupo y con quien estaba distanciado le vaticinó: ?Mañana te voy a dar tres pases y vas a meter tres goles? y el Daniel nunca defraudaba.

El 29 de diciembre Vélez enfrentó a Racing en el Gasómetro de Avda La Plata en el duelo final del Nacional 68. Un triunfo consagraba campeona a la alineación comandada por el Colorado Giúdice. La primera etapa terminó igualada 1 a 1 (Moreyra y Maschio). En el complemento el famoso cordobés, o el cordobés más famoso, empezó a cumplir con sus augurios. Un centro suyo fue conectado de cabeza por Wehbe y decretó el 2 a 1 parcial. Otra genialidad del ?10? encontró, a los 81 minutos, el pie diestro del impiadoso ariete que estiró la ventaja, desató el delirio y generó el estallido de la gola de los simpatizantes que abarrotaron el escenario de Boedo. Sobre la hora, un tanto de Martinoli encendió la angustia pero Willington volvió a frotar la lámpara, ingresó al área académica esquivando piernas, fue derribado por Roberto Perfumo y el árbitro Álvarez sancionó el penal que, ejecutado por el ?Turco?, confirmó la coronación de Vélez por primera vez, a horas de cumplir sus 59 años de existencia. ¡Si señores! Vélez era campeón del fútbol argentino gracias a los conejos del ?Loco? Willington y a los tres gritos de Omar Wehbe, ?Pichichi? del Torneo con 16 conquistas.

Su maravillosa y deslumbrante performance, en un cotejo de tamaña trascendencia, quedará grabada a perpetuidad en la memoria del aficionado que acudió al estadio y de todos aquellos que siguieron las alternativas a través de las radios.

Sus tres oportunos cachetazos despertaron de la modorra y liberaron de la orfandad de éxitos futboleros a un club ejemplo desde lo edilicio, lo social y lo cultural, y lo posicionaron en los primeros planos de la consideración popular.

En su tránsito por el campeonato, Wehbe legó una curiosa perla: el 24 de noviembre ajustició desde los doce pasos a dos guardavallas distintos (Santoro y Trucchia) en el marco de una victoria ante Independiente por 5 a 2 en cancha de Racing.

Perseguido por un destino aciago, el ?Turco?Wehbe, al igual que sus sucesores famosos, los turcos Julio y Omar Asad, debió abandonar la actividad muy joven, a los 27 años, a causa de una grave lesión en su rodilla derecha.

Apenas disputó 3 compromisos en 1970 y en la temporada siguiente, el Presidente José Ramón Feijóo le otorgó la libertad de acción. Intentó prolongar su trayectoria en Chacarita Jrs pero la maltrecha articulación se lo impidió. Las cuentas son elocuentes, Wehbe vistió nuestra divisa en 95 presentaciones y perforó los piolines rivales en 57 ocasiones a un promedio de 0,60 goles por encuentro. En el cenit de su carrera-con el cargador repleto de balas- dijo adiós, le dio alivio a las redes y enquistó en los fanáticos la duda sobre un porvenir goleador imposible de mensurar.

Las páginas de los diarios de época, las magras imágenes televisivas en blanco y negro, y los relatos emocionados chorreantes de felicidad de los fanas velezanos que peinan canas o nada peinan como él, recuerdan aquellos inolvidables 90 minutos como un mojón fundacional en el cual el ?Turco? ocupó el rol protagónico.

La cabeza y los botines de Omar Wehbe están vinculados a la génesis de un camino plagado de alegrías de una institución modelo. Goleador de linaje, el ?Turco?, como un Papá Noel de pantalones cortos, irrumpió en el firmamento velezano en la navidad del 68 con el mejor de los regalos: La anhelada vuelta olímpica.