Vélez tuvo un paso en falso en su segunda presentación desde la vuelta del público al Amalfitani, porque dejó pasar una gran chance de sumar de a tres y meterle presión al lote de equipos que lideran las posiciones. La igualdad lo relega y deja expuesto a los resultados del fin de semana para saber en qué lugar de la tabla afrontará el sprint final de nueve fechas.

En el análisis preliminar Arsenal se suponía un rival duro, pero la dificultad que presentó el conjunto de Sarandói fue superior y le complicó la noche al Fortín, que no pudo ni supo como destrabar ese complejo planteo defensivo que propuso el adversario, que de tanto esperar y aguantar obligó a conjunto de Pellegrino a salir cada vez más y hasta contó con algunas situaciones que podrían haber esto más complicada la noche de Liniers.

El primer tiempo mostró como se preveía, dos equipos con planteos bien distintos en cancha. el local se plantó de entrada en campo rival y con su característica paciencia, aunque sin muchas ideas, intentó romper el cero. Mientras Arsenal, lo contrarrestó con orden defensivo cerca de su arco y mucha presión sobre los encargados de generar juego en El Fortín.

La pelota fue una y otra vez de lado a lado, incluso en varias ocasiones volviendo a comenzar las acciones desde los centrales, pero a la hora de imprimirle audacia o velocidad al despliegue y tenencia, Vélez no tomó las decisiones correctas y chocó ante el férreo esquema del conjunto de Damonte.

Mucha posesión y prolijidad no se tradujeron en situaciones claras de gol, porque apenas un remate de Luca Orellano apenas comenzado el encuentro -que obligó a un revolcón de Medina- y un tiro libre de Federico Mancuello -que pasó al lado del palo- fueron las llegadas que provocaron peligro. Poco para un equipo que tuvo tanto la pelota y jamás se desesperó para buscar los espacios, que no logró encontrar desde el desequilibrio de sus individualidades, porque ninguna de las figuras que habitualmente destraban este tipo de partidos, tuvo su mejor noche.

El segundo tiempo tuvo un comienzo similar porque de arranque nomás lo tuvo Orellano abajo del arco, pero lo atoró bien el arquero. Y tres minutos depués una bomba de Thiago Almada de zurda, que se fue rozando el ángulo después de una gran combinación  que aguantó Juan Martín Lucero de espaldas.

De ahí en más todo fue prolijidad para ver como le entrarle a la defensa de Arsenal y cierta tranquilidad de los visitantes que, más allá de abusar de la pérdida de tiempo, no propusieron un partido desleal y con el correr de los minutos sintieron que el objetivo de llevarse el punto no era imposible, en parte porque desarrollaron a la perfección su idea futbolística, pero también porque el Vélez que tuvieron enfrente estuvo lejos de ser el que la multidad de hinchas fue a ver. 

Un equipo quiso llevarse el triunfo y no supo cómo hacerlo, el otro sin buscarlo contó con chances como para quedarse con algo más, lo que hubiera sido injusto. En definitiva, la impericia de unos y la avaricia de otros contribuyeron para armar un partido chato, poco atractivo y doloroso por el resultado. Habrá que dar vuelta la página lo antes posible y olvidar rápidamente este paso atrás. La mejor noticia es que ya el martes, en Santiago, tendrá la posibilidad de revalidar credenciales y mostrar que está para mucho más de lo que ofreció en la noche de Liniers.