Fútbol

Maduración de crack

Santiago Cáseres culminó la Superliga, una vez más, como una bandera de un equipo que se sostuvo en base al esfuerzo de todos y que se potencia pensando en el futuro inmediato. A poco más de un año de su estreno en primera, el volante alcanzó una maduración táctica de la mano de Heinze vital para Vélez.

Por Carlos Martino

Con su juego total y sus cortes providenciales, rompió el molde de un Vélez condenado para darle vida absoluta. El hincha lo arropó en sus banderas y sin dudas, fue el estandarte de un equipo que perseguía una cosecha de puntos vitales para mantenerse en la máxima categoría. Es por eso, que con el 63% de los votos, fue elegido en su primer torneo como titular, como el Mejor Jugador de Vélez  del año 2017.

Santiago Cáseres tiene tan sólo 21 años. Sin embargo, juega y se representa en el equipo como un jugador experimentado, un adulto en envase de juvenil. Debutó hace poco más de un año, en el mes de Marzo de 2017, en Rosario. Por ese entonces, Omar De Felippe, ante el 0-3 con el que el conjunto leproso azotaba a Vélez, lo dio pista por primera vez. "Para que se saque la presión", dijo el DT. Desde ahí, todo fue crecer. Con los golpes lógicos del crecimiento. Con esa sensación de caerse para aprender a levantarse, una y otra vez.

La vorágine del fútbol en nuestro país, sumada a la presión de un Vélez que luchaba por la permanencia; presentan los altibajos lógicos para cualquiera. Sin importar edades, ni calendarios, ni DNI. Te atraviesa al medio y tenés que estar parado. No te podés permitir caer. Es por eso, que Santi pertenece a la camada de estos pibes nacidos en la cantera que soportaron la hoguera, que tienen pies de amianto para controlar y jugar un balón que hierve bajo sus suelas. Que le ponen el pecho a la adversidad y que por algo, las miras europeas se posan en ellos.

En el arranque del 2018, en la segunda etapa de la pasada Superliga; Cáseres tuvo un nuevo desafío por delante. El arribo de Gabriel Heinze a la dirección técnica de Vélez, propuso una verdadera revolución. El flamante entrenador mostró desde el vamos, otra forma de trabajo, de preparación y también, otra forma táctica de encarar los partidos. "Gabriel me ayudó mucho. Venía de muchos técnicos que te halagan demasiado y no te explican los puntos a mejorar. El primer día que nos presentamos, Heinze me mostró un video con cosas que tenía que mejorar, me dijo que no era nadie y que tenía que convertirme en un jugador para que el día de mañana pudiera soñar a lo grande y jugar en Europa", reconocía SK35 al Sitio Oficial en medio del semestre.  Esa frontalidad del ex jugador del Manchester, Real Madrid o PSG, hoy convertido en entrenador; fue determinante. Que el mismo Santiago lo entienda, mucho más.

Fue el gran desafío del cuerpo técnico el brindarle la mayor cantidad de recursos para adaptarse al sistema al jugador que venía de brillar jugando de otra forma, con cierta indisciplina táctica, que lo encontraba trasladando mucho el balón y con cortes de último hombre en la "heroica". Ahora debía ser una pieza fundamental en el engranaje de un equipo que tenía que empezar a funcionar. Ocupar espacios con mucha movilidad y ser simple en el juego.  No sólo en el medio juego, sino tmabién para sumarse a la línea de tres y meterse entre los centrales. Así fue que en ese camino, le tocó estar fuera del equipo algunas fechas, algún llamado de atención; pero sobre todas las cosas, siempre dando el máximo para el equipo y para cumplir con lo que Heinze le demandaba.

Si en este Vélez que finalizó la Superliga con una serie importantes de encuentros invicto, brillaron Vargas, Zárate, Bouzat, Robertone, Abram y Laso; es porque Santiago Cáseres y Nicolás Domínguez se calzaron el overol y se encomendaron el trabajo sucio (además de hacer jugar dando siempre redonda la pelota).

Fue detrás de Vargas y Domínguez, el jugador que más encuentros disputó en el torneo para Vélez. Jugó 23 de los 27 partidos (un total de 1986 minutos). Curiosamente, fue de los tres el que más faltas recibió de los rivales (42). Pero una gran característica de su juego y que se potenció en la etapa de Heinze, fue sin dudas los pases. Con el 87,6%, fue el jugador que mostró una mayor precisión en ceder el balón a sus compañeros.

Camino a la maduración, Cáseres es otra de las banderas que se levantan en el Fortín para mostrar el crecimiento del producto más genuino de los jardines canteranos. No se podrá saber con exactitud, cuánto será el tiempo en que lo veamos vestido de blanco con la V azul en su pecho. Lo que podemos saber con certeza, es el poco tiempo que le falta (dependiendo siempre de él) para verlo vestido de celeste y blanco.