Fútbol

Capitán adentro y afuera

Fabián Cubero se hizo presente en el Taller de los Viernes que se organiza para los jóvenes futbolistas de la pensión. El Capitán ofreció su vasta experiencia como futbolista pero sobre todo sus vivencias como ex pensionado de la institución. Y remarcó la importancia de "no dejarse caer cuando el desánimo golpea".

Fabián Alberto Cubero retrocedió en el tiempo 22 años. Corría 1996 y como integrante de la pensión, él y sus compañeros, tuvieron que pintar el hogar donde viven los pibes debajo de la Platea Sur. Ir a pasear por el Hipermercado que está enfrente o bien al Shopping de Liniers, entrenar por las mañanas en el Polideportivo y demás usos y costumbres de un pensionado de aquellos tiempos. El Poroto narró en primera persona lo vivido ante 35 jóvenes que hoy ocupan el lugar en el que él supo vivir tras el arribo de su Mar Del Plata natal. 

Invitado por el grupo de Psicólogos Sociales que coordinan el Taller de los Viernes, un fructífero espacio de recreación para los chicos que viven en la pensión, Cubero brindó una hora muy jugosa en cuanto a conceptos futbolísticos y también, de vida. Tras repasar los inicios de su carrera futbolística, Poroto fue marcando distintas pautas para nunca claudicar en la búsqueda de objetivos que tiene cualquier futbolista entre los 12 y 17 años.

"A mi me sirvió mucho ser un jugador polifuncional, por lo cual nunca le dije a un entrenador que no me sentía cómodo en determinado puesto", resaltó Cubero y agregó: "En el Mundial Sub 20 de 1997, era el único jugador que podía desempeñarse del medio para atrás, en todos las posiciones del equipo. Y eso fue una gran ventaja porque si bien no era titular, jugué los últimos dos partidos, los más importantes: Semifinal y final".

En tren de sortear las dificultades que conlleva el desarraigo o bien, la falta de motivación que puede despertar el "no jugar", el futbolista con mayor cantidad de partidos con la V en el pecho, soltó una frase contundente: "No hay que dejarse caer cuando el desánimo golpea. Hay que insistir, entrenarse más fuerte y pensar que dejamos a nuestras familias para poder cumplir un sueño el día de mañana".

Predispuesto, siempre con una sonrisa y explotando al máximo su rol de líder positivo, Fabián Cubero se dejó llevar un poco por la nostalgia al rememorar sus vivencias en la pensión, pero sobre todo dio rienda libre al consejo fraterno; excusa perfecta para que los más chicos, futuros jugadores de Vélez, fueran los principales beneficiados con el testimonio del Capitán.