Vélez consiguió un triunfo vital ante River. El Fortín cosechó tres puntos de oro para engrosar el promedio, en un Amalfitani que deliró con la conquista. 

El equipo de Gabriel Heinze mostraba en la previa dos modificaciones obligadas. Sin Guido Mainero (llegó a la quinta amarilla) ni Joaquín Laso (baja por lesión), el entrenador optó por los ingresos de Agustín Bouzat y Fabián Cubero, respectivamente. Además, ubicó a Luis Abram como segundo central y a Braian Cufré en su habitual posición de lateral por la izquierda.

El Millonario presentaba variantes pensando en el estreno en la Copa Santander Libertadores ante el Flamengo de Brasil, pero desplegaba en cancha la jerarquía de nombres como Lucas Pratto, Ignacio Scocco o Javier Pinola. 

Desde el inicio, los dos evidenciaron buenas intenciones con el balón y trataron de arrimar peligro al arco rival. La primera clara para Vélez la tuvo Mauro Zárate con un remate a las manos de Armani, luego de un penal no sancionado de Martínez Quarta a Bouzat. La visita respondió con un disparo de Pratto, que en dos tiempos, resolvió con solvencia Rigamonti.

El Fortín era más ordenado en el fondo y desde allí se plantó en campo adversario para intentar ser vertical e inquietar a Armani. Nico Domínguez, junto a Robertone, marcaron el ritmo de un Vélez que iba decidido a todas. Lo volvió a tener Mauro, en una buena acción individual, pero el balón se fue desviado. Los de Gallardo contestaron con un centro desde la izquierda que terminó rechazando Cufré, tras una salida apresurada de Rigamonti apremiado por la presión de Pratto. 

En la visita no entraba en juego Zuculini y tampoco gravitaba Scocco. En cambio, el elenco de Heinze mostraba frescura con Vargas y Bouzat por afuera; llevando a la práctica el libreto bien aprendido de dar seguridad en la salida para poder lastimar arriba. Lo tuvo Robertone de cabeza, tras un centro milimétrico de Domínguez, pero Armani mandó la pelota estupendamente al córner. Vélez era más, pero no podía reflejarlo en el marcador.

El complemento se desarrolló con similares cartas. Ponzio entró por Zuculini y River creció en el campo. Sin embargo, era Vélez el que generaba riesgo y merecía más que un sólo punto.

En cinco minutos cambió todo para el equipo de Núñez. A los 19 Mora estrelló un tiro libre en el travesaño y el balón picó en la línea. A los 23 fue expulsado por doble amarilla Enzo Pérez. A los 24, Robertone daba el golpe de nocaut. Jugada peleada de De La Fuente que recuperó Bouzat sobre la derecha habilitando en el área a Vargas. El Mono juntó a tres jugadores, llegó al fondo y envió el centro. El desvío en Pinola le quedó justo a Robertone para que abra su pie y ubique el balón pegado al palo más lejano del arquero. Delirio. Vélez justificaba en la red lo que generaba en el juego.

Desde ahí los de Heinze tuvieron sus chances para ampliar, pero también supieron sostener el triunfo con un temperamento y una entrega fantástica; mientras los de Gallardo se hundían cada vez más en su profunda depresión.

Abrazados todos al final celebraron tres unidades valiosas para la estima de un grupo que comienza a creer. Nada más preciado que eso.