Cultura

Crónica de otra noche inolvidable

Vélez le obsequió en forma libre y gratuita a socios y allegados, un espectáculo estupendo, el segundo en un lapso de veinte días, a cargo de la Orquesta Nacional de Música Argentina Juan de Dios Filiberto, esta vez con la dirección del bandoneonista, arreglador y compositor Osvaldo Piro. El Gimnasio Integral del Polideportivo fue testigo de un suceso simple pero a la vez de muy difícil concreción, se escucho música, música de la buena.

El Mestro Osvaldo Piro en todo su esplendor.

Crecí desayunando con Héctor Larrea y su ?Rapidísimo?. Compartía los cafés de sobremesa con Antonio Carrizo y ?La vida y el canto?. Mamé tango desde mi niñez.

Hurgaba en el nutrido cancionero que mi viejo Luís atesoraba en su mesa de luz, intentando memorizar las letras que interpretaban, Ruiz, Marino, Goyeneche, Gardel y Julio Sosa entre otros, con las que improvisaba infantiles karaokes. La adolescencia me acercó al rock y lo melódico, pero nunca renegué de ese idilio precoz por la música ciudadana, cosa de viejos, según mis amigos. Releí y repasé con detenimiento aquellas obras, y envidié el talento, la inspiración, el unicornio azul de poetas tremendos. Descubrí y me emocioné con joyas brillantes como ?Fuimos? de Manzi, ?Los Mareados? de Cadicamo, ?Afiches? de Expósito y ?Cambalache? de Discepolo.

 

Vélez me regaló y le obsequió en forma libre y gratuita a socios y allegados, un espectáculo estupendo, el segundo en un lapso de veinte días, a cargo de la Orquesta Nacional de Música Argentina Juan de Dios Filiberto, esta vez con la dirección del bandoneonista, arreglador y compositor Osvaldo Piro.

 

El Gimnasio Integral del Polideportivo fue testigo de un suceso simple pero a la vez de  muy difícil concreción, se escucho música, música de la buena. En el día del maestro, esta agrupación musical dio una clase magistral, que cautivó a la enorme concurrencia superior a las 1300 personas, que abarrotó el calefaccionado salón. Y el maestro Piro no ?lastimó? su bandoneón, lo acaricio con su bohemia sensibilidad, y la trasmitió al público con quien estableció un estrecho vínculo, y desparramó sobre el escenario su enorme genio junto con su irreprochable y exitosa trayectoria. Y demostró la hermética conexión que existe entre el hombre, el instrumento que ejecuta, y su sonido, una combinación mágica.

 

Los cantantes se lucieron y subyugaron al auditorio reeditando piezas de las décadas del 40, 50 y 60 en versiones impecables interpretadas con el corazón y potenciando las filigranas del trabajo poético de cada uno de los autores abordados, sonaron ?Gricel? de Mores y Contursi, ?Nada?, ?Arrabal Amargo?, y ?Por una Cabeza? de Gardel y Lepera, versionadas por la voz sublime de Marcelo Santos y por el fraseo inconfundible de Maria Garay (increíble su lucimiento individual en ?Pasional?).

 

La organización fue, como siempre, cuidada y prolija. Hugo Formica, titán de la cultura velezana, Ricardo, y la eficaz y omnipresente Sandra Carrillo, permitieron con su fatigosa tarea, lograr satisfacer todas las expectativas, en cuanto a la calidad de sonido y la comodidad de los asistentes.

 

La multitud de melómanos le puso a la atmósfera un misticismo mágico, en donde se conjugaron, la euforia y la admiración, el gimnasio se trasformó en un templo de fieles que asistían extasiados a un concierto demoledor. Los bailarines, Gisela y Gaspar, expresaron con sus movimientos y figuras toda la sensualidad y lujuria que posee el género tanguero, sobretodo en el clásico de Troilo, ?Quejas de Bandoneón?, exhibiendo una performance, gracias Moria, que encandiló a los agradecidos espectadores. Un párrafo aparte merecen la soberbia violinista Brigitta Danko, figura excluyente en el tema ?Eclipse?, y el virtuoso contrabajista Sergio Rivas, excelente en el tango ?Kicho? del genial Piazzolla.

 

La demanda de bises se tornó incontrolable. El maestro Piro accedió al pedido y ofreció para el final, su composición autoral más lograda, ?Octubre?, y cerró la gala con una delicia de Astor Piazzolla, ?Magia en Buenos Aires?. El Sitio Oficial consiguió el testimonio del Director de la Orquesta quien dijo, ?Estoy sorprendido por la calidez del público y la convocatoria?, y cerró el diálogo con una afirmación ?Vélez le hace mucho bien a la comunidad desde lo social, logra sacar a los chicos de la calle y desarrolla eventos deportivos y culturales de gran nivel?.

 

El público se tinellizó, se convirtió en jurado. La devolución a los artistas, sin embargo no necesitó puntuación, un cerrado aplauso y una eterna ovación fue el premio merecido a tamaña demostración de talento y capacidad que derramaron en escena.

 

Volví a casa feliz, gratificado. ?Chau no va más?, escribió Homero Expósito, la piel me tembló ante el indubitable arte musical, Vélez me da alegrías en lo deportivo y me brinda la posibilidad de presenciar shows y eventos culturales de gigante relieve. Vélez cumple con ?El sueño del pibe?.

 

Gabriel Martínez.