Había que transpirar. La Copa te pide eso. Que te desesperes por ella. Que lo dejes todo y busques todos los caminos que sean necesarios para conquistarla. Que vayas una y otra vez a golpear las puertas de la portería rival tratando de quebrar el cero. Que los partidos se ganan, y que el "cómo" se lo guarden bien en el bolsillo. Sacrificarse y entregar todo. Todo por ella.

La que coquetea hasta el hartazgo, pero por la que una y otra vez más, vamos a ir en busca de ese beso tan preciado en el podio final. Pero en el camino que lleva a su conquista, las noches como estas, son las pruebas que te llevan a ganarle el corazón. Las noches de copa, como la de este martes, son las que te dejan enamorado.

Es cierto que Vélez tuvo que trabajar mucho para conseguir lo conseguido. Que tuvo que buscar una y otra vez contra la muralla en la que se había convertido el arquero Daniel Vaca, de una noche fantástica. De ser paciente y no desesperarse ante la negativa al primer grito de la velada. Un Vélez que siempre respetó el juego, sabiendo que le importa el "cómo" más allá de lo que exige la Copa. Porque este equipo del Turu Flores entiende que para llegar al idilio con la Copa, es preciso hacer todo, todo lo posible y a la perfección.

Así tuvo que soportar 78 minutos de juego para torcer la historia. En dos más tarde, ya todo estaba resuelto. Como un sueño, como un pestañeo, un abrir y cerrar de ojos que te llevó del empate al delirio, en tan solo 120 segundos.  Desde que partió el pase perfecto de un Luquitas Romero superlativo por la cabeza de los centrales, para encontrarlo a Pratto (bandera de este Vélez que brilla en su generosidad) que se comió a toda la defensa y con el empuje de todo el Amalfitani se despatarró para definir al primer palo y poner a delirar al hincha. Conmueve lo que genera Lucas, el Fenómeno. Hasta la definición de Coco Correa cruzado luego de haber recibido un pase de Nanni tras haber recuperado Papa una pelota en ataque. En dos minutos, Vélez le sacó la ropa al rival, lo desnudó y a la vez se vistió de gala para la noche copera. 

Cuántos fantasmas esperaban a la vera del campo de juego para apoderarse de los comentarios post partido, de una posible mala racha sin poder ganar. Muchos esperaban ver a este Vélez una vez más caer. Tal vez, reflejados en ese hincha en la platea que insultaba al Turu Flores en el empate y que tuvo que tragarse cada insulto con los dos gritos de gol, que el entrenador le dedicó sin censura. Vélez, también le ganó a esos.

La punta del dedo gordo del pie derecho ya pisa los octavos de final. Aún restan encuentros importantes, pero este equipo empezó a edificar un cimiento de sueños para ir en busca de lo que añora. Con entrega, con sacrificio, con huevos... con lo que sea. Vélez quiere y puede, si se lo propone ambas cosas.

@martineta16