Montevideo, Martes 7 de Febrero de 2012.

(Prensa Vélez Sarsfield ? Estadio Luis Franzini).

El debut esperado llegó. Atrás quedaron los días de añorar la vuelta, de soñar con ver otra vez al equipo que encendió la ilusión y que quiere seguir manteniendo viva la llama. Se hizo demorar por la ansiedad de un período de preparación que fue fantástico y que encaminó el destino para lo que fueron los primeros noventa minutos de Vélez Sarsfield en el año; y como si esto fuera poco, en la Copa Libertadores de América.

El Parque Rodó con sus luces de parque de diversión de fondo, le pusieron marco a una presentación que terminó con las mismas luces de quien busca la emoción de divertirse y terminar distendido. La cita era ante Defensor Sporting, el histórico equipo uruguayo que presentó una alineación joven y de peligro ?a priori- para este Vélez. Pero este Vélez ?con los refuerzos como estreno- tiene objetivos muy altos para esta primera mitad de la gloria. Por eso lo mostró desde el vamos. Como si fuera acorde para la ocasión, hasta Ricardo Gareca se vistió de etiqueta ?lució camisa y pantalón por primera vez en el banco velezano- para la primera gala de su equipo. Porque todo vislumbraba un debut grande para este Fortín que sueña al mismo tamaño.

Porque pudo no haber brillado desde el primer minuto. Porque quizás no terminó el encuentro más allá de los tres goles de distancia con su rival ?que debieron ser mucho más por lo realizado- deslumbrando como acostumbra; pero sin dudas que marcó chapa, personalidad y estirpe para poder llevarse los primeros tres puntos con autoridad en rodeo ajeno y con el pecho erguido. Porque mostró las mismas armas de siempre pero que a esta altura se hacen incontrolables. Una fue el carril derecho con un Augusto Fernández siempre impredecible en su gambeta larga y velocidad para tener la pelta, trasladarla y para poner de cara al gol a uno de sus compañeros. Con la firmeza del fondo y de un Marcelo Barovero que casi no tuvo contacto con la pelota mostrando que esta vez su equipo no lo necesitó para aguantar alguna difícil. Porque encima se dio el lujo de tenerlo apagado al Burrito Martínez que pareció una sombra de lo que puede ser dentro del campo de juego. Porque cuando se escurría el primer tiempo encontró el gol en los pies de quien más promete y al que más se le pide. David Ramírez limpió el barullo del área, acunó el balón en su zurda y lo depositó en el palo junto a la mano de Irrazabal que hacía intentos fallidos por evitar lo inevitable. Vélez torcía el cero y con ese quiebre se encaminaba a un encuentro sin sobresaltos.

Así fue porque en el segundo tiempo, Defensor nunca mostró el carácter de un equipo uruguayo y fue muy tibio en busca del empate. Entonces, Vélez entendió que el juego podía liquidarse y fue en busca de más. Hasta Cubero entendió que la permisividad del chileno Osses podía darle una llave para destrabar el juego del rival, sacando del partido al talentoso Aleman que se debatía una y otra vez entre las faltas y las protestas al juez. Pero el partido fue tomando guiños importantes para encaminar la primer victoria justamente en el debut copero. Primero fue el gol de Mauro Iván Óbolo, quien como un gran goleador se acurrucó en el área chica, agazapado a la espera del golpe certero que lo haga besar la red y salir enamorado en busca de su primer grito de gol ?en su regreso- con la camiseta de Vélez Sarsfield. La bajó Ortiz de cabeza en el área y ya la historia se ha contado. El conjunto de Gareca comenzaba a ganar y así la victoria tomaba cuerpo y forma.

Así Gareca mandó a cancha a Cabral, al Pocho Insúa ?se dio el gusto de debutar- y a Iván Bella. Así cerquita del final, el otro guiño llegaba en el pie de Sebastián Domínguez que frotó la lámpara de poco más de 25 metros con balón quieto y la clavó en el último cuadrito disponible de la red del arco de Irrazabal para anotar un gol fantástico y un premio invalorable al compromiso de tantas horas de práctica al final de cada entrenamiento. Alguna tenía que ser para Seba y tenía fecha de elaboración el 7 de febrero de 2012. Para sacarle el sombrero a una definición fantástica.

Así las más de mil almas que acompañaron al equipo en Montevideo saltaban y deliraban con el debut. Así el Tigre Gareca caminó junto a ellos el camino hasta el vestuario con el puño en alto en la primera conquista de un 2012 que pinta más que bien. Así se abrazaron todos, de adentro a afuera y de afuera hacia adentro. Todos en la misma sintonía, todos con el mismo idioma. Con un debut de talla grande, como el pecho que revienta de orgullo y necesita talles amplios de ropa para sentirse a gusto. Más a gusto de lo que ya se siente, y esto recién empieza.

Carlos Alberto Martino

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