Institución

El top five o un luchador infatigable

Los números son precisos, irrefutables. 985 jugadores tuvieron el honor de lucir la camiseta de Vélez a lo largo de su historia. Infaltable, inamovible entre los años 1975 y 1987, Pedro Larraquy ostenta el mérito y el record de 457 presencias representando al Fortín.

''Llevo 40 años en el Club. Fui testigo del paso de gestiones ejecutivas de diferentes coloraturas. Todos, sin excepción, legaron alguna obra, mejora, o actitud honrada a sus sucesores por minima que esta fuera'', remarca Pedro.

Los números son precisos, irrefutables. El trabajo estadístico indica que 985 jugadores tuvieron el honor de lucir la camiseta de Vélez a lo largo de su historia. Infaltable, inamovible entre los años 1975 y 1987, Pedro Larraquy ostenta el mérito y el record de 457 presencias representando al Fortín, y pese a ocupar la posición de volante central, luego devenido en zaguero, es el quinto máximo goleador en los cien años del Club con 82 anotaciones.

 

Capitán durante varias temporadas de aquellas formaciones, dueño de firmeza para la recuperación, y efectivo y certero en la definición, Larraquy cumplió en Vélez una dilatada e intachable trayectoria merecedora del reconocimiento obligado por parte de Vélez Magazine.

 

Su físico parece no haber sufrido el paso del tiempo,-conserva el mismo peso de su etapa profesional-. Quizás ha perdido un signo distintivo de su figura, la famosa melena enrulada. Pedro nacido un 13 de junio de 1956, llega puntual a la entrevista como lo hacia en cada cruce ante volantes o delanteros rivales, y utiliza un lenguaje pulido, cálido y coloquial, por lo que el diálogo con este cronista se vuelve ameno y distendido apoltronados en la comodidad de los sillones del Salón VIP.

 

-El debut de un jugador en primera es una circunstancia inolvidable, ¿Cómo fue el tuyo?

-Mi estreno se aceleró por la lesión de Julio Asad, recuerda con nostalgia, yo formaba parte de una cuarta división increíble, grandes amigos de la vida, que había logrado el titulo con trece puntos de ventaja sobre el segundo, y que integraban excelentes futbolistas entre los que estaba Julio Falcioni. Víctor Rodríguez, técnico en ese Nacional 75, me convocó y pude jugar 10 minutos frente a Estudiantes, y agrega, La fecha siguiente ingresé 45 minutos ante Huracán y convertí mi primer gol, y ya frente a River, la jornada posterior, el entrenador me entregó la titularidad.

 

-¿Cómo, quién y cuándo te acercaron a Vélez?

-Los delegados Sava y Antonio solían reclutar chicos y los arrimaban al Club. Llegué con edad de prenovena desde una entidad de Parque Avellaneda. Hice todas las inferiores en Vélez. Mis comienzos, muchos no lo saben, fueron como lateral izquierdo. En octava división tomé la posta como volante central y ya nunca más cambié de ubicación en el campo hasta mi debut en primera.

 

-Tu estilo no era, ni es, el convencional para un mediocampista central?

-Es cierto, como Julio Asad, yo era un volante con mucha llegada, buen cabezazo y gol. El Turco tenía mejor pegada, lo admiraba, era un crack, apunta persuadido. No hay, ni yo recuerdo números cinco que pisaran tanto el área rival como hacíamos nosotros.

 

-¿Cuál fue tu mejor gol?

-Me acuerdo uno a Fillol, con el Amalfitani repleto. Metí un pelotazo para la subida del Negro González y piqué hasta el arco, el uruguayo mandó el centro y como venia, a la carrera y con envión, empalmé la pelota de cabeza con mucha potencia. Al otro día vi la foto en Clarín, que todavía conservo, en la que mi cintura alcanza la altura de la cabeza de J.J López al momento del impacto. El salto fue impresionante, había perfeccionado la técnica y lograba golpear el balón bien arriba con lo que conseguía mayor violencia y justeza. También le hice uno muy recordado al Racing de Villa en cancha de Ferro, y tuve la fortuna de marcarle cuatro a Gimnasia y Tiro, y tres a Newell?s.

 

-¿Quién fue el técnico que te retrasó y te ubicó como marcador central?

-El Toto Lorenzo. En un paso fugaz por el Club, Sanfilippo, años antes, me profetizó un futuro como cuevero, afirmaba que poseía las condiciones ideales para el puesto; fuerza, cabezazo y el timming que se necesitaba para cubrir espacios más pequeños que en la media cancha. No quería, jugar en el fondo me quitaba gol y estaba convencido que era un puesto de viejos. El tiempo le dio la razón, perdí gol, pero terminaba entero físicamente y de no ser por la rotura de ligamentos cruzados que sufrí en San Lorenzo podría haber tenido continuidad algunas temporadas más. Este tipo de inconvenientes físicos terminaban con la carrera de un futbolista, la rehabilitación ante cualquier lesión era mucho mas lenta y traumática que en el presente

 

-¿Tuviste alguna posibilidad de transferencia?

-Alguna vez se mencionó un sondeo superficial por parte del Real Madrid, y el Toto Lorenzo en su ciclo post-títulos intento sumarme al plantel de Boca pero todo se diluyó. En esa época no emigraban tantos profesionales, ni había tantos destinos, algunos insólitos, como en la actualidad. Algunos allegados sostienen que debería haber nacido diez años mas tarde (sonríe).

 

-¿Por qué esa generación no pudo coronarse campeona?

-Era complicado. Viajar a Córdoba significaba encontrarse con equipos dotados de grandes figuras y muchos seleccionados. Rosario era una plaza muy difícil. Ganar en esos territorios era una quimera. Los planteles no se desarmaban, mantenían la base, eran homogéneos, los experimentados manejaban a los jueces y condicionaban el desarrollo, la televisión ayudó a que ahora no suceda. Estuvimos cerca con Cavagnaro, se habían conjugado experiencia y juventud, teníamos cambio de ritmo, intensidad, sacrificio, y un wing como Pepe Castro pero nos desinflamos al final, y evoca, yo creí que se nos daba con Basile pero nos encontramos con una adversario bien armado como Argentinos que luego fue Campeón de America, y tuvimos la desgracia de dos bajas relevantes en el cotejo final como fueron Vanemerak y Fren, que resintieron la estructura en un encuentro decisivo. No lo se pero tal vez con ellos en cancha la historia hubiera variado.

 

-¿Qué rescataste de las personas que te dirigieron?

-Resalto la obsesividad de Cavagnaro, las 24hs pensando en su equipo. La personalidad y frontalidad de Víctor Rodríguez; el orden y la disciplina de Urriolabeitia; el manejo de grupo de Basile; y la capacidad de Lorenzo para acomodar el trato hacia cada jugador según su importancia. Es verdad aquello de que de todos aprendes algo, incluso hubo actitudes de Yudica que me molestaron, y que me dejaron una enseñanza.

 

¿Qué jugadores rivales te complicaban?

-Con Diego Maradona tenías que abrir todo el abanico de posibilidades de marca, porque siempre te sorprendía. El Beto Alonso era bravo y lo acompañaban monstruos que la movían de un lado al otro y te obligaban a un despliegue mayor y a realizar una medición mas precisa de las distancias. Tuve buenos partidos frente a Bochini. Las batallas con Passarella, Rocchia o Pautasso eran durísimas, nos sacábamos chispas. Fue un periodo de muchas figuras talentosas, de notables condiciones técnicas.

 

Larraquy colgó los botines en San Lorenzo en 1987, y se refugió en el cuerpo técnico de Héctor Veira. Diploma en mano, volvió a Vélez de la mano del Bambino y desde el ciclo Bianchi, ha tenido a su cargo diversas divisiones amateurs. La experiencia de este periplo lo induce a reflexionar, ?Me duele el insulto al chico joven cuando se equivoca, porque además los conozco y la mayoría de ellos pasaron por mis manos?, y subraya, ?Siempre les inculco que el resultado es una eventualidad y que lo fundamental es no guardarse nada, que uno cuando termina el partido esté tranquilo porque entregó todo, nada quedó pendiente. Esa fue mi conducta a lo largo de mi carrera?. Pedro no ahorra elogios para algunos de sus dirigidos, ?Cristaldo venía pidiendo pista, siempre fue goleador; Bebu Velazquez va a explotar, tiene magia y jugó unos torneos impresionantes; Tobio y Torsiglieri rendían a gran nivel?. Y analiza, ?La primera división es muy diferente, el jugador debe tener la cabeza y la personalidad suficientes para absorber presiones, para superar miedos, el miedo a ser importante, el miedo al fracaso, razones sicológicas. El caso de Otamendi es muy claro, Nico no brilló en inferiores pero cuando tuvo la chance se aferró a ella, demostró un carácter y un temple desconocidos, y se autoconvenció de que estaba ante una posibilidad que no debía desaprovechar. Por eso el futbol es tan difícil, jugar lo jugamos todos pero los que juegan bien son unos pocos?.

 

Pedro cierra la charla con Vélez Magazine desparramando halagos y realzando la labor dirigencial, ?Llevo 40 años en el Club. Fui testigo del paso de gestiones ejecutivas de diferentes coloraturas. Todos, sin excepción, legaron alguna obra, mejora, o actitud honrada a sus sucesores por minima que esta fuera. La suma de estos legados edificó esta Institución respetada a nivel mundial. Todos los integrantes de las Comisiones tienen la escuela de la identificación, el arraigo y la honestidad heredados de un prócer como José Amalfitani. El éxito esta garantizado por esa continuidad?, finaliza.

 

Trajinador incansable de la media cancha, Pedro Larraquy dejó un surco, y regó de sudor  las canchas argentinas vistiendo la V azulada, su foja de servicios acredita el orgullo y privilegio de haber transpirado nuestra camiseta como ningún otro.

 

Gabriel Martínez.