Institución

“Vélez cumple una función social irrenunciable”

El ingeniero Gustavo Lucente; casado; dos hijos, Sebastian y Francisco, fanáticos velezanos; es el actual Prosecretario de nuestra Institución pero su apellido es sinónimo de obras, ya que fue el presidente de ese Departamento durante doce temporadas.

''Willington es mi ídolo, sostiene sin dejar lugar a dudas. En la infancia lo intercepté en varias oportunidades pero ni le hablaba por una cuestión de timidez. Años atrás en ocasión de un encuentro de Vélez en Córdoba tuve la suerte de visitarlo y almorzar un chivito delicioso en su casa. El partido empezaba a las 21hs y eran las siete de la tarde y seguía escuchando sus cuentos, sus anécdotas, sus recuerdos, sus ocurrencias. No quería irme'', confieza Lucente.

Su despacho aclimatado, ubicado en el primer piso, es el mas prolijo, ordenado y confortable de cuantos he visitado. Me recibe con un fuerte y sincero apretón de manos. La primera consulta se remite a datos personales que anoto en mi cuaderno mientras enciendo el grabador. Maldigo y puteo a todos mis familiares y a los ajenos. El aparato chino, ha capotado. Extraigo nuevamente el cuaderno y la birome para realizar la entrevista a la vieja usanza. Se escucha un toc-toc, alguien golpea la puerta. El anfitrión permite el ingreso de Bernardo Beker, Gerente de Futbol Profesional, que amablemente me solicita quedar a solas no más de diez minutos con el personaje en cuestión. Salgo apresuradamente y aporreo con saña el reproductor oriental que insólitamente vuelve a funcionar. Acomodo mis asentaderas en uno de los bancos emplazados en el pasillo contiguo a la oficina, y aguardo. La espera se hace interminable, son varios quienes pretenden conversar con él.

 

Pacté la entrevista la noche de festejos de la cena de la amistad. Lo crucé y aceptó de inmediato el convite para un día miércoles. ?Te tengo miedo?, manifestó. Acto seguido,  su dedo índice derecho arrastró hacia abajo el ojo homónimo y en voz baja expresó, ?ojo?, y remató su actuación con un gesto que patentó y popularizó el secretario de comercio Guillermo Moreno ante Martín Lousteau; cruzó su mano derecha sobre la base del cuello. La gesticulación siempre fue acompañada con su sonrisa ladeada y contagiosa, con su semblante de buen tipo, de tipo de barrio.

 

Transcurrida media hora sale Beker, me pide disculpas que acepto sin problemas. Me introduzco al despacho más veloz que Usain Bolt, evito colados, y prendo el grabador, que atemorizado por el anterior cachiporrazo comienza a marchar perfectamente. El dialogo muta en una distendida charla de café,-sin café, me lo debe-, relajada y sustanciosa con una figura que dejó su marca, su huella, su copyright, en la muda elocuencia del cemento transformada en las construcciones tangibles concretadas en la ultima década.

 

El ingeniero Gustavo Lucente, hijo de Mariana, asidua concurrente a los estadios; casado; dos hijos, Sebastian y Francisco, fanaticos velezanos; es el actual Prosecretario de nuestra Institución pero su apellido es sinónimo de obras, ya que fue el presidente de ese Departamento durante doce temporadas.

 

Lucente retoma la charla interrumpida con un monólogo introductorio, ?Mi abuelo, italiano y zapatero, arribó al país a los 14 años, después de la primera guerra mundial. Se afincó en Liniers y se transformó en un hincha furioso. Se asoció y pagó durante años la cuota de toda la familia, algo imposible en esta época, afirma persuadido, y nos inculcó su pasión por Vélez. Fue quien me trajo por primera vez a la cancha, a la platea de madera porque los pibes entrábamos gratis?, apunta memorioso.

 

-¿Cuáles son tus primeros recuerdos de la infancia?

-La revista Alumni, Cielinsky, los primeros pasos de Carone, y sobretodo el campeonato del 68. El abuelo, con problemas de salud, no quiso ir a la final con Racing, y cuando volvimos a casa caminando, agarramos el auto y lo fuimos a buscar para disfrutar del título en nuestra cancha. El viejo lloraba emocionado, era el sueño cumplido.

 

-¿Quién te propuso acercarte a funciones ejecutivas?

-Conocía desde muy chico a Raúl Gámez. El jugaba en ?Brisas de Liniers?, éramos vecinos, e iba a presenciar los partidos convertido en la mascota de su equipo. Yo tendría cinco o seis años. Con el tiempo seguimos frecuentándonos en Vélez hasta que me invitó a formar parte de la comisión directiva en 1996 y me designó al frente del Departamento de Obras. La convocatoria representó un orgullo para mí. Raúl es una persona y un dirigente a quien quiero y admiro. Un fuera de serie, dueño de una decencia única, con una visión futbolística distinta, no frecuente. Alguien que le cambió la cara al club en su faceta futbolistica y lo convirtió en un grande. Fue quien complementó la monumental tarea institucional de Don José Amalfitani.

 

La labor del ingeniero en el área de obras fue relevante, trascendente, con mojones insoslayables. Modesto, sin ínfulas de grandeza, Lucente detalla parte de su faena y alude a la colaboración durante su ciclo del arquitecto Ghini y del resto de la Comisión Directiva que permitieron con su autorización la cristalización de todos los proyectos, ?Se completó la edificación del Instituto,-jardín de infantes, primario y secundario-; los nuevos vestuarios para futbol amateur en la Villa Olímpica,-modelos en el futbol argentino-; la cancha de césped sintético para Hockey; el majestuoso Complejo Acuático, y la concentración, el hotel para el descanso de los futbolistas profesionales. Se trabajó mucho y bien, pero nada hubiera sido posible sin la ayuda de mucha gente y sin el aporte en muchas de estas planificaciones de los empleados del Club?, remarca.

 

-Cuando ves todas estas obras, ¿Cuál es la que te provoca mayor satisfacción?

-Sin dudas, el edificio donde concentran los futbolistas. Es parte fundamental de la fábrica de jugadores, el bien más tangible que tiene Vélez. Es una construcción no lujosa, pero muy confortable y funcional. El proyecto se analizó y examinó con los futuros usuarios. Ghini y quien te habla, cambiamos opiniones con Bielsa, los médicos, kinesiólogos, futbolistas, Beker; y todos contribuyeron para arribar al objetivo final que hoy es alabado por medios periodísticos y envidiado por otras entidades. De cualquier modo creo que el logro mas significativo fue el ordenamiento del sector obras. Hoy se cuenta con una oficina exclusiva, todas las edificaciones que realizaron contratistas se adjudicaron luego de licitaciones y acuerdos transparentes, y en la memoria de la PC todos los asociados pueden encontrar los planos, las habilitaciones, y las cotizaciones de cada una  de las construcciones concretadas. Se ?emprolijó? el departamento, y esto redunda en un beneficio a futuro para el Club.

 

-Desde tu experiencia ¿Cómo evaluaste la postergación de la construcción del microestadio?

-La inestabilidad económica mundial obligó a posponerlo. Exigía asumir un riesgo enorme en un momento difícil. La obra estaba sustentada como una fuente de recursos para paliar el déficit operativo. Los clubes deben estar atentos a generar nuevos ingresos. Vélez es una Institución civil sin fines de lucro, que cumple una función y un servicio social irrenunciables. Seguro, a esta hora, comenta convencido, son las 21.30, hay un socio corriendo en la pista de atletismo que demanda y exige tener las luces y la caldera prendidas, alguien que le cuide el auto y una vigilancia en la puerta para cuando se retira. Ese asociado insume gastos y la obligación del club es bancarlo y protegerlo. Cuando veo lo que produce Vélez con los deportes para discapacitados como Boccias, me emociono hasta las lágrimas tanto como ante un gol o un campeonato ganado. Nunca debemos descuidar, ni olvidar que el compromiso social heredado de nuestros predecesores es innegociable. 

 

-¿Cómo tomaste tu nombramiento como prosecretario?

-Con beneplácito. Estoy más cerca y en la esencia de las decisiones políticas. Buena parte del funcionamiento del Club depende de la Secretaría;- la Gerencia, las entradas, la policía, las autorizaciones para la utilización de los diferentes sectores-. La responsabilidad es mayor pero estaba agotado de supervisar trabajos, necesitaba cambiar mi rutina diaria, despejarme, y con este cambio logre ese propósito. La incorporación del Gerente General Cafaro facilita y alivia nuestra tarea, los problemas llegan a nosotros tamizados por su profesionalismo y su práctica en la gestión.

Una llamada telefónica genera un intermedio en la nota. Miro a mí alrededor. El retrato que cuelga en una de las paredes de su refugio del primer piso me evita una pregunta de respuesta obvia.

 

?Willington es mi ídolo, sostiene sin dejar lugar a dudas. En la infancia lo intercepté en varias oportunidades pero ni le hablaba por una cuestión de timidez. Años atrás en ocasión de un encuentro de Vélez en Córdoba tuve la suerte de visitarlo y almorzar un chivito delicioso en su casa. El partido empezaba a las 21hs y eran las siete de la tarde y seguía escuchando sus cuentos, sus anécdotas, sus recuerdos, sus ocurrencias. No quería irme. Fue un jugador extraordinario y una gran persona. Después disfruté los goles de Bianchi y los títulos de los profesionales de la década del 90, pero el cordobés esta en lo más alto de mi podio?, recuerda emocionado y sonrojado.

 

-¿Cuál fue el gol que más gritaste?

-El de Trotta a Lanús en cancha de Independiente. Fue decisivo, fundamental para conseguir ese torneo.

 

-Un deseo para el centenario?

-Mi augurio es levantar nuevamente la Copa Libertadores.

 

Dandy, bohemio, seductor de sonrisa franca. Gustavo Lucente, un obrero anónimo que dejó su impronta y su rúbrica en gran parte de la infraestructura velezana. Una contribución perdurable para el crecimiento de un Vélez distinto, diferente.

 

Gabriel Martínez.