Institución

Pilares de una Institución Centenaria

Nacido un 1º de julio de 1944. Casado y padre de cuatro hijos. Raúl Gámez fue presidente de Vélez en los períodos 1996/99 y 2002/05, y actor fundamental como presidente del Fútbol en la dorada década del 90, tiempo en el cual Vélez consiguió los más relevantes títulos.

Vélez Magazine destina un par de páginas al reconocimiento de aquellos protagonistas que excedieron el marco del Club y sus actos o hazañas lograron trascendencia nacional e internacional. Desfilaran en sucesivas entregas, directivos, entrenadores y jugadores que han marcado camino y dejado huellas imborrables. La elección fue consensuada. Por limitaciones de espacio quizás falten algunos apellidos, aquí van las disculpas pertinentes. No hay, ni habrá, intencionalidad política. La celebración de los cien años esta por encima de rencillas personales. El orden de aparición de estos emblemas velezanos no califica, ni clasifica; es azaroso. Cada nota o reseña buscara encontrar en el personaje apellidos que escondidos en el anonimato fueron tan o más eficaces que los que aparecen en cada publicación.

 

Nacido un 1º de julio de 1944. Casado y padre de cuatro hijos. Raúl Gámez fue presidente de Vélez en los períodos 1996/99 y 2002/05, y actor fundamental como presidente de la Comisión de Fútbol en la dorada década del 90, tiempo en el cual Vélez consiguió los más relevantes títulos que lo posicionaron como un grande deportivamente a nivel mundial.

 

La previa a la partida de los micros rumbo a La Plata para presenciar otra victoria del equipo, sirvió para charlar con Raúl sobre su idilio fortinero desde la infancia, el presente y el futuro de la Institución. ?Tenía 4 o 5 años la primera vez que vine a la cancha, me trajo mi tío, fanático de estos colores, recién a los 9 años me asocié para poder utilizar la pileta que era un orgullo para la comunidad por lo moderno y práctico de sus instalaciones y por la cantidad de socios que concurrían?, recuerda.

 

-Muchos recordamos el primer partido que vimos en una cancha, ¿Cuál es el que te viene a la evocación de esos primeros pasos como hincha?

-Me acuerdo mucho de un Ríver-Vélez en el Monumental, en el 53, que fue una de las derrotas que lloré de pibe, nos echaron jugadores y el descuento que dio el arbitro se extendió hasta que nos ganaron, no tengo gran memoria pero hay una circunstancia durante el cotejo que me quedo grabada toda mi vida que fue ver contra un palo al arquero Adamo golpeando a un jugador de River.

 

-¿Cuándo empezaste a ir solo a los estadios y a ubicarte en el centro de la tribuna?

-Cerca de los 14 años, antes era más tranquilo el clima, era chico y me gustaba el protagonismo como a cualquier pibe de esa edad, quería destacarme en el aliento a los jugadores, eran berretines de adolescente, equivocándome, admito ahora, en meterme en el juego de la pelea, y realizar algunas acciones que no fueron buenas; generalmente cobraba, había canchas bravas Gimnasia, Quilmes. No me arrepiento de ese pasado pero le tomé bronca a los que patotean, a los que golpean a uno entre diez, y me sirvió para pulir mi comportamiento cuando me tocó ser dirigente, y vivir desde adentro los sufrimientos del hincha, ya en esa época no me gustaban las ventas de jugadores que potenciaban otros equipos.

 

-¿En medio de la hinchada ya soñabas con ser dirigente?

-No, ni se me cruzaba por la cabeza, fue Ricardo Petracca, allá por el ?81, quien me convocó para conformar una Comisión de Fútbol junto a Irañeta, Porcel, Armentano y Héctor Basilotta entre otros. Don Ricardo abría las puertas del Club a todos los que queríamos sumar y teníamos inquietudes o ideas, intentó revitalizar el fútbol pero no tuvo suerte, este proyecto duró un año por desencuentros y diferencias pero fue mi primera experiencia dirigencial.

 

-Esperaste casi diez años para volver a funciones directivas?.

-Era integrante de una agrupación de protesta o crítica, El Círculo el Fortín. Hacíamos la fácil, se sincera, con el tiempo me di cuenta que lo que se ve simple desde afuera, no lo es tanto cuando uno toma decisiones, y aprendí a valorar a ex directivos por su tarea y a copiar muchas de sus enseñanzas, en el 91 se produjo la integración y me hice cargo del fútbol profesional acompañado por Goenaga, Gonzalez, Pizzoglio y Beker en lo que fue la etapa mas exitosa del fútbol velezano.

 

-¿Qué destacas o valoras de tus casi 20 años en Comisión Directiva?

-Vélez siguió creciendo en obras y maximizó su capital futbolístico con triunfos, la apuesta a las divisiones inferiores, la eliminación de intermediarios en las transferencias, el contrato firmado por la Copa fue excelente, la colocación del Club en el segundo escalón en el cobro de los derechos de televisión fue una lucha feroz en la AFA que se renovó en mi segundo período en la Presidencia, cuando querían desplazarnos, y que permite a Vélez ubicarse en el pelotón de los grandes. La adquisición de los terrenos de la Villa Olímpica que era un sueño, y que motivó una búsqueda de espacios estratégicos que no convencían, caso Parque San Martín. Gracias a la gestión de un amigo, Roberto Cruz, le representó a Vélez lograr un ámbito exclusivo de 18 hectáreas para sus jugadores y sus divisiones menores único en nuestro país, a un valor muy conveniente para la Institución.

 

-¿Qué significó el campeonato económico?

-Resultó mi ciclo más complicado como directivo, pero se resolvió, luchando, peleando y defendiendo a muerte el valor de los futbolistas, la deuda era con tipos que creyeron en Vélez, se recurrió a la austeridad pero sin ponerse de rodillas. Nunca nos planteamos ingresar en una convocatoria, siempre luchamos por no morir, no nos entregamos. Reclamamos más dinero de la televisión, nos acomodamos para no deber favores y la venta de algunos jugadores nos dio un respiro; pero soportamos momentos de angustia, no queríamos salir manchados y debíamos solucionar la crisis. Finalmente se logró equilibrar las finanzas y volvimos a ser una entidad ordenada y nos dimos el lujo de salir campeones nuevamente en el 2005.

 

-En cien años pasaron grandes directivos, jugadores y técnicos, ¿podés mencionar a los que te marcaron?

-Hubo muchos dirigentes que dieron la vida por Vélez, que eran honestos y lo demostraron; de buena madera, apasionados, que murieron pobres, que descuidaban lo personal y que lucharon por un Club grande, serio, sólido y fuerte. Amalfitani, Feijoó, un tesorero apellidado Suar, Victor Barba, Camperi que permanecía en su oficina hasta la 2 de la mañana, Pizzoglio, Petracca, una lista enorme. Mi ídolo futbolístico fue Conde, guapo, gran jugador, Willington, Chilavert que hizo historia grande, el equipo del 68, y todos los campeones posteriores, este del Tigre está para cosas de relevancia, también tengo un enorme cariño por el Turu Flores. En cuanto a entrenadores, Manera fue muy resistido pero armó el plantel que nos dio tantas alegrías. Bianchi, honesto y buen ser humano, manejó de gran forma ese plantel, lo potenció y cumplió con todas las expectativas y proyectos que planificamos. Si fuera dueño del Club le daría a Bielsa el fútbol por diez años, por capacidad, trabajo, coherencia, dedicación, nobleza y dignidad, es un técnico de avanzada y un gran profesional.

 

-¿Cuáles son los deseos para el Centenario?

-Es un orgullo cumplir cien años, hay que agradecer el trabajo de los directivos que nos dejaron todas las posibilidades para desarrollarlo, deseo que siga creciendo y ansió que mientras los supuestos grandes sigan dando ventajas, podamos pasarlos por arriba, ya estamos en la elite y nadie podrá derrumbarnos.

 

Los micros a La Plata comienzan su recorrido, Raúl termina el dialogo con una afirmación. ?Mi etapa como dirigente ha concluido, en Vélez crecí mucho y fui feliz, pero me insumió tiempo y desatendí cuestiones personales, tengo deudas y debo honrar los compromisos que he contraído, igual estaré atento ante cualquier consejo que se me requiera, y por último sugiere, pido paciencia a los simpatizantes, que demoren las críticas hacia jugadores o cuerpos técnicos, hay ejemplos de sobra incluso en esta plantilla, de futbolistas resistidos que luego fueron ídolos?, finaliza.

 

Gabriel Martínez.