Fútbol Amateur

El peor final

Cuando todo presagiaba un marco de fiesta para ver la consagración de la Sexta de Vélez, o bien soportar la bronca por no alcanzar el objetivo, el encuentro entre las Categorías 1997 del Fortín e Independiente terminó en una bochornosa pelea que incluyó jugadores y familiares. Vergüenza.

Nicolás Delgadillo intenta desnivelar en uno de los pocos avances claros que tuvo la Sexta. Vélez no jugó para nada bien y resignó su chance de campeonato.
Lo habitual desde este espacio debería ser analizar el gran año que tuvo Vélez en Inferiores, terminando por sexta vez consecutiva en el podio de la Tabla General junto a Boca y River (sumatoria de puntos de las seis Divisiones) solventado en el protagonismo que mostraron cinco de sus equipos hasta tres fechas antes del final, y dos puntualmente en la última jornada. O bien narrar resultados y hablar de por qué la Sexta fracasó en su intento por ser campeón. Pero no, el vector de análisis será otro. El que nadie desea contar porque la violencia no para de ganar espacio en nuestro fútbol y se enquista como un cáncer insanable de la sociedad. Y mucho menos debería recobrar importancia cuando de Fútbol Juvenil se trata de un espacio donde la "formación" del futbolista es la principal razón de su existencia.

Vélez e Independiente se enfrentaron este sábado por la fecha 19 de la Copa Campeonato, la última de un competitivo año. Séptima, Octava y Novena en Villa Domínico; Cuarta, Quinta y Sexta en la Villa Olímpica. Todo transcurrió normal hasta el pitazo final del último encuentro, donde la Sexta Fortinera se jugaba sus chances de coronar. Solamente le servía la victoria para alzarse con la gloria, el empate 1-1 la dejaba en el segundo puesto. El juez decretó el final y el campeonato fue para River, que dos horas antes había vencido 4-2 a All Boys, superando a Vélez por un punto (42 a 41).

El primer incidente que desató la gresca entre los Juveniles fue un jugador de Independiente "cargando" a otro de Vélez por haberse quedado sin el título, lo cual generó la intervención del árbitro para separarlos de los empujones y nada volvió a ser como antes. Todos contra todos. Trompadas, patadas, en grupos contra uno o mano a mano. De ambos lados. Y cabe resaltar que para quien escribe esta nota, no importa quién empezó, porque de acuerdo a los tiempos violentos que se viven en la Argentina, lamentablemente nadie está exento de sentirse ofendido y desatar una respuesta igual o peor que la recibida. La infame realidad, en este sentido, nos define.

La mayor tristeza radica en que jóvenes de 17 años, aún incompletos muchos de ellos en su formación como seres humanos racionales por razones naturales de madurez, desataron lo que nadie quería. Por supuesto que nada los justifica; todos jugamos al fútbol y a nadie le gusta perder, ¿más quién desea perder y que se mofen por ello? Nadie. Aunque repudiable, hablando de Juveniles una realidad los exime: son menores de edad. 

Instantes posteriores al inicio de los hechos, se vivió una situación más indignante. Al ver que muchos de sus hijos se estaban agrediendo, varios familiares de los juveniles de Vélez y de Independiente, invadieron el campo de juego. Y ahí sí que las "contemplaciones posibles respecto a la edad" quedan de lado. Porque hablamos de personas mayores, que deberían celar por la educación de sus hijos y no respondiendo con más violencia. Muchos intentaron separar, disolver la gresca apaciguando ánimos, otros, la mayoría, el camino contrario. Hombres y mujeres, sin distinción de género. 

Cuando todo parecía calmarse con la intervención de Directivos y Entrenadores de ambas instituciones y personal de seguridad, la violencia volvió a ganar terreno, pero esta vez fuera del campo de juego, más precisamente en la zona que separa la cancha auxiliar número 2 de los vestuarios. Un juvenil de Independiente agredió al Utilero de Vélez provocándole un fuerte hematoma en una de sus piernas y contusiones en otras partes del cuerpo debido a que lo castigaron entre varios de la visita. Y otra vez la gresca generalizada, de la cual personal del conjunto de Avellaneda también recibió agresiones.

Finalmente los jugadores de Vélez e Independiente comenzaron a bajar sus decibles y fueron conducidos a los respectivos vestuarios. Los familiares de estos, entendieron aunque tardiamente, su rol y despejaron el área. Fueron no más de 10 minutos de violencia, donde el fútbol y la formación quedaron de manera indignante de lado.

Cabe destacar el rol de los Directivos de Fútbol Amateur y Comisión Directiva, como también Coordinadores, Directores Técnicos, Preparadores Físicos, Delegados y Periodistas de Vélez e Independiente. Su única intervención fue amenguar ánimos y "bancarse" algunos golpes para el recuerdo de una tarde olvidable. Para muchos jóvenes, recordar orgullosamente a cuántos "pares" fajaron, será una infeliz anécdota que espero el tiempo disipe. Para los familiares de esos mismos jugadores, que las vergüenza los invada y de una vez entiendan el rol que deben tomar: proteger, cuidar, "separarlos" en una pelea, no es agredir y jactarse de eso, claramente.

La terna arbitral que también fue agredida, terminó resolviendo informar a los 36 juveniles (18 por equipo) que firmaron la planilla del partido. El tribunal de faltas de la AFA determinará la cantidad de fechas de suspensión para los jugadores que regirán recién a partir del próximo año (al igual que una más que factible suspensión del campo de juego auxiliar de la Villa Olímpica). Porque lo que debió ser un final de temporada deportiva, fue epílogo de una tarde bochornosa que lejos está de ser lo que prevalezca en la formación de un futbolista juvenil.

Diego Luis Guitian
@DLGuitian