Omar y Carina abrieron la fábrica hace rato. Franco (18 años), Lautaro(15), Lucas (14), Bruno (11) y Marcos (7). El fútbol atraviesa los designios familiares. Omar, aquel zurdo volante de fina estampa, con pasado en Talleres de Córdoba y Huracán en la década del 90, hoy dirige a Victoriano Arenas, equipo que milita en la Primera D, y entre sus filas, como alternativa de lateral por izquierda, lo dirige a Franco. "Omar le da su estilo al equipo, trata de jugar bien en una divisional en la que normalmente no se ve ese fútbol", acota Matías Varela, Periodista que sigue los destinos del "Cava" como se conoce al conjunto de Valentín Alsina. Y agrega, "en los entrenamientos suele llevar a sus hijos, el más chiquito (Marcos) antes de los partidos, se pone a patear en la cancha, se nota que le pega bien, cómo se para, tiene los gestos corporales del padre. Y me contaron que el que juega en Vélez, la rompe".

Ahí aparece en escena Lautaro, espigado volante zurdo, de andar cansino pero una calidad que sobresale. Aporta ida y vuelta en el carril izquierdo de la Octava (Categoría 99). "Tiene que salir en las dos fotos le digo siempre, arriba desequilibrando con su habilidad y abajo dando una mano en la marca", resalta su Técnico Héctor Manfredi. Ya de pibe, Lautaro entendió lo que el fútbol moderno demanda. Incluso en Divisiones Juveniles.

"Me gusta correr mucho, hacer el ida y vuelta jugando por afuera más que por adentro. A veces termino muy cansado. Me siento cómodo jugando por adentro pero más por la banda"", nos cuenta ""Gaunita"". Con cuatro goles (un par de ellos, determinantes) se abre camino detrás de Maximiliano Romero, hoy la principal figura que tiene el equipo. Y en la anteúltima fecha de la Etapa Clasificatoria, con un misíl al ángulo, selló la victoria ante Boca Unidos por 2-1. "Fue un partido complicado porque encima teníamos uno menos, por suerte se me dio el gol. Le pegué con intención de que vaya al arco pero no ahí donde se metió. Resultó un lindo gol y se me está dando seguido esto de convertir. Hay que seguir con esta racha"", dice entusiasmado.

Aquel partido contra los correntinos, Romero estuvo ausente por una lesión en su tobillo, y fue justamente Gauna el que asumió el rol de conductor. "Hay que saber jugar sin Maxi, porque si bien es un jugador muy importante para el equipo, cuando no está hay que tratar que no se note mucho. Si bien es el armador del equipo, nosotros jugamos para él y con él, también". Gauna se sonroja cuando este cronista le pide que no se tire abajo, que también aporta lo suyo para que el andamiaje de la 99 sea casi perfecto. "Bueno, sí, a veces tengo mis partidos", se escucha mientras sonríe timidez mediante, rasgo que brota en todo momento de su rostro.

- Tenía 12 años y jugaba al Baby Fútbol en el club Marplatense de Lanús, con un un compañero que jugaba en Vélez también. Su papá me dijo si quería venir a probarme. Fui ese día, me probé y me dijeron que vuelva a la próxima semana. Mi viejo me dijo que el viaje iba a ser muy largo, que lo pensara bien pero yo le dije que quería jugar en Vélez. Hablaron con el coordinador de infantiles que en ese momento era Pino Hernández y quedé. 

-Y...las dos cosas. Salgo del colegio a las 13, pero mi viejo me saca todos los días a las 12 y de ahí me tomo el tren en la Estación Don Bosco hasta Constitución; luego el 96 que va por autopista hasta Liniers. Cuando llego al club nos tomamos el micro que nos lleva a la Villa Olímpica y después, hago todo el mismo camino de vuelta. Llego muy cansado a casa.

-Con el esfuerzo y sacrificio las cosas dan resultados. En invierno cuesta más, pero así es esto, mi papá me dice siempre "el fútbol es sacrificio y hay que bancársela". Desde los 12 hago este viaje, al principio me acompañaba mi viejo y luego ya tuve que viajar solo. Cuando se puede trato de colarme en el tren porque gasto 80 pesos por semana.